Año CXXXVI
 Nº 49.739
Rosario,
viernes  31 de
enero de 2003
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Su madre relata la odisea que le tocó vivir en el Samco de San Jorge
Jesús Nazareno, un bebé que se salvó milagrosamente de la muerte
Nació prematuro y lo dieron por muerto. Lo iban a poner en un ataúd abrió los ojos y comenzó a llorar

Luis Emilio Blanco / La Capital

San Jorge. - "Cuando el 17 de diciembre estaba lavando en el baño y uno de mis hijos se colgó de la pileta, lo quise agarrar, resbalé y golpeé contra el piso. Pero el golpe que recibimos en el hospital de San Jorge fue más duro aún", de este modo María Esther Merciel comenzó a relatar el drama que vivió a partir de ese día. A 48 horas de ese suceso, los médicos debieron inducirle el parto y le anunciaron que su bebé, de 27 semanas de gestación, no sobreviviría. Tras dar a luz, los profesionales le confirmaron que el bebé estaba muerto y hasta le extendieron el certificado de defunción.
Pero cuando habían transcurrido más de dos horas del nacimiento, el entonces director del hospital de San Jorge, Miguel Lladós, fue a su habitación y le dijo que había ocurrido un milagro: el niño todavía estaba con vida. Hoy el bebé tiene severos trastornos visuales y aún no se sabe el alcance de las secuelas que le quedarán. Las irregularidades cometidas ese día por el personal del hospital aún están siendo investigadas por el Ministerio de Salud y la Justicia.
"El día después del accidente en el baño, noté que tenía pérdidas. El 19 comencé a tener contracciones, entonces mi marido llamó a la ambulancia y me llevaron al hospital", explicó Merciel. Allí la atendieron el doctor Héctor Cumino y una doctora de apellido Morales. Los profesionales evaluaron el caso y le realizaron una ecografía.
"Me mostraron cómo el bebé se movía. Después me llevaron a la sala y me anunciaron que debían provocar el parto porque había perdido mucho líquido. En ese momento el doctor me dijo que el bebé no viviría", señaló acongojada María Esther.
"Después me llevaron a la sala de partos -continuó-, entré a las 9.30. A las 11.30 le avisé al médico que el bebé estaba por salir y nació a los pocos minutos. Tenía un color oscuro. El médico lo recibió sin guantes porque todavía no se había preparado, y se lo entregó a la enfermera. Después le pregunté cómo estaba el bebé y me respondió: "Mamá tranquilizate, tu hijo está muerto". Según María Esther, el médico le dijo textualmente: "Este chiquito no tenía que venir al mundo, no era para vos. El bebé está deformado".
"Ahí fue cuando comencé a llorar y me descompuse. El pidió a la enfermera que me aplicara un calmante y siguió atendiéndome. En ningún momento fue a ver cómo estaba el bebé ni intentó reanimarlo. Luego me llevaron a mi habitación", relató.
Ya en su cama habló con su marido, quien después salió hacia la sala de partos donde dialogó con tres enfermeras que le pidieron que recurriera a un servicio fúnebre y retirara el cuerpo porque esa era la única sala de partos y había otras embarazadas esperando. "Mi marido se fue a buscar al dueño de la empresa García Vada. Luego volvieron los dos con el cajoncito, entraron a la sala de partos y cuando Vada lo levantó, el bebé abrió los ojos y lloró. Eso fue aproximadamente a las dos de la tarde", dijo la madre.
Allí intervino el doctor Angel Bracco, quien concurrió al lugar alertado por una mucama y organizó el traslado del bebé a Santa Fe. "Mientras esto sucedía Lladós entró a mi habitación y me dijo: No se cómo decírtelo, es un milagro". Entonces le exigí que me explicara qué estaba pasando y me respondió: Tu hijo vive, ¿Querés verlo?. Me saqué el suero, y fui para la sala de partos. Cuando entré vi que lo habían puesto en una incubadora y lo estaban atendiendo. Mi hijo lloraba y tenía un color normal", relató con lujo de detalles.
La mujer agregó que Bracco acompañó al chiquito en el traslado a Santa Fe. En la ambulancia el médico lo tuvo que reanimar de dos paros respiratorios que sufrió. "Estoy convencida de que mi hijo vive gracias a Bracco, si él no se hubiese movido en ese momento, no se salvaba", dijo Merciel. "Al día siguiente -agregó- pude ir a reencontrarme con mi bebé, cuando llegué las enfermeras ya se habían encargado de ponerle nombre".
Jesús Nazareno estuvo internado hasta el 2 de enero en terapia intensiva del Hospital de Niños Orlando Allasia. Luego siguió atendiéndose en ese lugar con frecuencia. Actualmente recibe atención kinesiológica y necesita estimulación visual. Tiene el ojo derecho sin visión por daños severos y bajas probabilidades de ver con el izquierdo.
María Esther dijo que los médicos le explicaron que todavía no se puede establecer con certeza si el niño tiene otras secuelas, como tampoco se podrá determinar si fueron ocasionadas por el parto prematuro o por el abandono posterior.
Jesús tiene cuatro hermanos, María Alejandra, de 25; Natalia, de 20; María Gimena, de 8, y Jonathan Gabriel, de un año. Su padre, José Antonio Ofteter está desocupado y junto a María Esther hacen trabajos eventuales para poder costear los viajes a Santa Fe.



María Esther, su hijo y una confusa aventura.
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