De récord en récord. Así va el clima en Rosario, donde ayer se vivió una nueva jornada ardiente, la más calurosa hasta ahora del verano, con una temperatura máxima que a las 15 llegó a los 37,2 grados y una sensación térmica que trepó a los 44, con vientos que sólo soplaron del norte. Pero a no desesperar: si esto fue duro conviene irse acostumbrando porque lo que viene tampoco pinta mejor. Para los próximos días, los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional y del Canal del Tiempo coinciden: ninguno de los dos promete demasiado alivio para hoy, ni para el sábado y domingo, ni a lo largo de la próxima semana, pese a que el lunes se esperan chaparrones.
Según anticipan los especialistas del Servicio Meteorológico, la masa de aire húmedo y cálido que se encuentra estacionada sobre la región centro y norte del país, incluido el sur del Litoral, no da señales de despedida para los días venideros. Por lo cual, más vale armarse de paciencia ante el panorama venidero.
Hoy y mañana, según dicen, también vendrán con bochorno: entre 35 y 36 grados de temperatura máxima real y 23 de mínima. Y mejor ni pensar en la sensación térmica, que volverá a atravesar la tórrida barrera de los 40.
En realidad, el récord de los 44 grados de térmica tiene antecedentes no muy lejanos en Rosario. Aunque durante el verano pasado la máxima no alcanzó esta marca, sino que fue de un grado menos, en febrero del 2001 llegó a 47, con un par de días previos de 46, que tuvieron a maltraer a más de un habitante de esta ciudad.
"Gratis, agua fría"
Si en el aeropuerto de Fisherton (donde funciona la delegación local del Servicio Meteorológico) el termómetro midió semejantes temperaturas, mejor ni pensar en lo que pasó en el resto de la ciudad y especialmente en el centro, donde el pavimento, el concreto de los edificios y la falta de aire abierto suman siempre entre dos y tres grados extras.
Desesperados, los rosarinos buscaron infructuosamente alivio donde pudieron. Entre los remedios caseros echaron mano al remojón en la pelopincho, el tereré, las duchas frías, las toallas mojadas en la nuca y, por supuesto, el inefable ventilador.
Con más suerte corrieron, por supuesto, los que accedieron al aire acondicionado, aunque después tengan que pagar la factura de la luz. Y las playas y piletas, públicas y privadas, también estuvieron a full.
Pero ninguna estrategia dejó verdaderamente a salvo del bochorno. Ni siquiera la que pergeñó un clásico de la inventiva rosarina como Jorgito, el propietario de una granja ubicada en Cochabamba y Entre Ríos, que instaló una ducha en plena calle para transeúntes.
"Gratis, agua fría", rezaba una invitación escrita en grandes letras por Entre Ríos. Ciclistas, taxistas y motoqueros pararon en la ducha callejera a lo largo del día para refrescarse al paso, abajo del amable chorro de Jorgito.
Alivio, pero poquito
Recién de domingo para lunes puede producirse cierto alivio, con abundante nubosidad, si finalmente se registran los anunciados chaparrones o tormentas dispersas con vientos que soplarán del cuadrante sur. Sin embargo, la atenuación del calor sólo será temporaria.
Para los días siguientes también se esperan temperaturas altas, entre 31 y 33 grados, pero al menos las mínimas se irán atenuando de a poco, lo que permitiría dormir un poco mejor.
Y si se cumplen los vaticinios del Canal del Tiempo (ver infografía) recién volverán a registrarse lluvias el viernes próximo. Así, no quedará otra más que seguir inventando estrategias caseras para resistir la racha de calor con que se despide enero y que continuará durante la primera semana de febrero.