Año CXXXVI
 Nº 49.720
Rosario,
domingo  12 de
enero de 2003
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La sustitución de importaciones multiplicó las ventas
La maquinaria agrícola santafesina está de buena cosecha
Los ingresos en dólares que percibieron los productores en el último ciclo consolidaron la demanda

Sandra Cicaré / La Capital

La industria de la maquinaria agrícola santafesina despegó en el 2002. En los últimos doce meses, las ventas de las firmas asentadas en el polo concentrado en el sur de la provincia se multiplicaron por quince, e incluso más, y el personal ocupado creció un 30 por ciento.
Los datos son elocuentes. En enero de 2002, cuando la crisis financiera, económica y social se había apoderado de la Argentina, las fábricas de Armstrong facturaron en conjunto 544.950 pesos mientras que en octubre las ventas superaron los 16 millones, treinta veces más que a principio de año.
Mientras, en el polo de Las Parejas las ventas de enero apenas superaron el millón de peso y en el décimo mes del año pasado tocaron los 14 millones de pesos.
En la misma zona, el personal ocupado pasó de 412 a 539 personas. Y los trabajadores que cumplían funciones en estas firmas, pasaron de un régimen de reducción horaria a trabajar y cobrar horas extras, lo que incrementó sustancialmente el nivel de los salarios del personal.
La devaluación de la moneda y el fenómeno de incipiente sustitución de importaciones permitió consolidar este crecimiento. A raíz de la modificación del tipo de cambio los bienes de capital producidos en la Argentina comenzaron a tornarse más competitivos en el mercado externo, mientras que puertas adentro, el ingreso en dólares que empezaron a percibir los productores por la cotización de los granos en moneda estadounidense, reactivó la demanda interna.
Los meses de julio y agosto fueron decisivos en la curva ascendente de las ventas. Los especialistas sostienen que este fenómeno fue producto del consumo retardado, es decir, hasta ese momento y por la incertidumbre económica, nadie se animaba a invertir en un bien de uso hasta conocer cómo evolucionaría la situación de la Argentina.
Atentos al fenómeno, los industriales de la región no quieren dejar pasar el buen momento e intentan consolidar la tendencia en el largo plazo, como una política de Estado que supere la coyuntura y tomando como ejemplo la experiencia de Brasil, que durante décadas hizo una apuesta fuerte al sector industrial más allá de los sucesivos gobiernos.
En ese país, con el sustento de investigación del Sebrae (el poderosos servicio de asistencia a empresas exportadoras brasileñas) y el financiamiento del Finame, el segmento de la maquinaria agrícola obtuvo dos logros: seguridad en el mercado interno con promoción suficiente para exportar.

Los industriales se unieron
En este camino, los industriales del polo sur santafesino pusieron en marcha este año el Movimiento para la Defensa y el Desarrollo de la Maquinaria Agrícola y sus Industrias Integradas (Modemaq), que busca proyectar al marco nacional e internacional la importancia del sector y participar en las decisiones estratégicas y perspectivas futuras de la producción nacional.
"Queremos sentarnos a la mesa de negociaciones cuando se definan políticas para el sector", explicó Orlando Castellani, de la firma Ombú una de las integrantes del Modemaq.
La agrupación está formada por 180 industrias diseminadas en 17 localidades de Santa Fe y Córdoba (Arequito, Arias, Armstrong, Arteaga, Bustinza, Casilda, Cruz Alta, Firmat, Fuentes, Marcos Juárez, Las Parejas, Las Rosas, Leones, Los Molinos, San José de la Esquina, Tortugas y Venado Tuerto).
Para que la coyuntura se transforme en una política a largo plazo, los empresarios reclaman una serie de medidas que permitan dar forma a lo que denominan una auténtica "industria nacional".
Entre ellas, piden la eliminación de las retenciones a las exportaciones, la adecuación del IVA agropecuario (que las reducciones se efectúen a toda la cadena y no sólo al nivel primario), ya que hoy los fabricantes de bienes de capital compran insumos a una alícuota del 21% y cobran por sus ventas una del 10,5%, y una "solución lógica" para el saldo técnico de IVA.
También piden una "inmediata vigencia" de la amortización acelerada que permitiría igualar las condiciones con la industria brasileña al desgravar la compra del bien en un solo ejercicio. Esto representa, para el que lo adquiere, una disminución en el impuesto a las ganancias equivalente a la aplicación de la tasa a la que esté gravada (10 o 15%) sobre el valor del mismo.
Entre las materias pendientes para el sector que el Modemaq tomó como bandera también se encuentra la vigencia del ajuste por inflación y un plan estratégico de promoción de exportaciones.
La decisión de los industriales santafesinos y cordobeses supera lo estrictamente empresario. "Los que conformamos el movimiento somos todos competidores entre nosotros, pero tenemos claro que queremos una política clara para el sector", señaló Rogelio Magnoni, del Centro Industrial de Armstrong.

Retenciones: "un mal negocio"
"Entendemos que la política de retenciones aplicada por el gobierno nacional, sobre todo en la soja cuyo destino es casi exclusivamente la exportación, es ilógica", explicó José Luis Castellarín, del Centro Industrial de Las Parejas.
En este sentido y a modo de ejemplo citó un trabajo elaborado cuando la soja cotizaba a 175 dólares en Chicago (ahora los valores enero alcanzan los 216 dólares), el cual revela que los santafesinos aportan alrededor de 220 dólares cada uno vía retenciones, al total del país.
"Pensemos que con 665 millones de dólares se pueden comprar unas 66.500 máquinas de 10 mil dólares, lo que posibilitaría unos 5.000 puestos de trabajo directo y unos veinte mil indirectos, de unos 600 pesos mensuales", explica el especialista.
Como contrapartida agrega que a la provincia "nos mandan unos pocos programas de ayuda social, de escaso valor, con dificultades de instrumentación y con marcado tinte político en toda su implementación".
"A Las Parejas creemos que llegaron unos 300 planes (de Jefes y Jefas de Hogar que se financian con las retenciones). Si esta fuera la cifra correcta, recibiríamos algo así como 360 mil pesos por año contra los 6 millones de pesos que nos sacan", reflexionó Castellarín.

De cara al exterior
Teniendo en cuenta que el actual nivel del tipo de cambio (relación peso-dólar) puso a la Argentina en similares condiciones con Brasil, los empresarios también decidieron poner énfasis en la consolidación del Mercosur como bloque, que le permita a ambos países unirse para ganar mercados externos en lugar de trenzar una interminable lucha interna por la supervivencia de sus industrias.
Con esta idea, plantean un criterio de financiación para el sector industrial de la maquinaria similar al del país vecino, que emplea fondos de las reservas de la jubilación para financiar la inversión productiva, esencialmente de su sector agropecuario.
De este modo, solicitan que el Estado, utilizando su poder de regulación destine 1.000 millones de pesos para dos mecanismos de financiación concretos: un bono verde y un fondo de apoyo a las exportaciones.
El primero consiste en un bono emitido por el Estado en valores representativos de cantidades predeterminadas de granos, suscriptos por el productor agropecuario que adquiere una maquinaria agrícola de industria argentina, con garantía prendaria con índice dos.
Los tomadores de la maza crítica de bonos serían las AFJP o mutuales que funcionan en el país.
En el segundo caso, proponen la creación de un fondo de rescate de títulos de la deuda pública, ofreciéndoles a cambio el pago de una parte de la maquinaria agrícola pero duplicando el valor de mercado del título.
Los industriales también proponen realizar una actualización de las extensiones de las posiciones arancelarias correspondientes a las maquinarias agrícolas, con el fin de lograr por un lado, que no existan dudas respecto de la ubicación de nuevas máquinas y por otro, imposibilitar la introducción de un mismo producto.
Además, como una medida de protección efectiva para el sector, los industriales solicitan el establecimiento de aranceles de importación en escalera creciente desde la materia prima al producto terminado.
"Desde hace años el arancel de importación de máquinas agrícolas terminadas fue fijado en el 14% mientras que la chapa tributa el 12,5% y los rodamientos el 18%, o sea que se encuentra menos protegido el producto final que las partes componentes, lo que hace que convenga más importar que fabricar", relató Carlos Capisano, del Centro Industrial de Las Parejas.
A nuestro criterio, "es ineludible lograr un escalonamiento de los aranceles de importación que promueva la industrialización en el país, logrando la mayor exportación posible de valor agregado", indicó Castellarín.
De acuerdo a datos del Modemaq y Maquinagros (el programa de internacionalización BID-UIA), en 2001 se importaron 86,5 millones de dólares a valores FOB en maquinarias agrícolas, con una fuerte incidencia en el segmento de cosechadoras (23,3 millones) y tractores (31,6 millones).
Pero lograr la internacionalización no es una tarea inmediata. Por eso, los industriales de la región se vienen capacitando a través del Centro de Investigación Tecnológico Regional (Cideter) para ganar competitividad.
Juan Carlos Valdano, de Cideter, explicó que están realizando contactos con firmas españolas con la idea de exportar el conocimiento de los industriales argentinos en el tema de la maquinaria agrícola.
También, algunos acuerdos pasarían por la exportación de agropartes hacia ese destino debido a los altos aranceles que tiene ese mercado para los equipos completos y por los diferentes requerimientos de los productores europeos en funciones de las diferencias en las técnicas de labranza.



El personal ocupado subió el 30% durante el año pasado.
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