Año CXXXVI
 Nº 49.720
Rosario,
domingo  12 de
enero de 2003
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Entrevista. Apuesta a un plan keynesiano para mejorar la economía
Néstor Kirchner: "El pueblo echará a Menem"
El precandidato presidencial del PJ llama al consenso para derrotar al modelo neoliberal

Omar Bravo / La Capital

Está de buen humor, y mientras camina por su amplio despacho de la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires, imagina su eslogan de campaña: "Ni un paso atrás". Néstor Kirchner define ante La Capital lo que será su tarea de los próximos meses: "Persuadir al conjunto, obtener el mayor consenso posible para que los argentinos comprendan que no podemos retroceder". El candidato presidencial del espacio renovador que apoya el presidente Eduardo Duhalde enumeró las malas experiencias recientes que a su juicio no se deben repetir. Obviamente, se refirió a la dictadura y al modelo menemista, pero también al declamado progresismo de la Alianza y convocó a una revisión crítica de la renovación peronista de principios de los 80.
Sabedor del impacto que causó dentro y fuera del PJ el apoyo de Duhalde a su candidatura, el santacruceño se muestra moderado hasta el silencio cuando le preguntan por los dichos de Carrió, Puerta, Rodríguez Saá. La excepción es Carlos Reutemann. "Su aporte siempre es muy importante, en cualquier espacio. Tengo una buen relación, pero depende de él. Depende de él". luego desarrolló su plan económico que, dice, estará basado en el modelo keynesiano.
-¿Cuál fue su reacción, íntima, inmediata, después de que Duhalde le manifestara el apoyo a su candidatura?
-Mire, fueron varias. Creo que fue un acto de generosidad y de convicción por parte del presidente. Mi candidatura está en marcha desde hace rato, pero no puedo ignorar el significado de un apoyo tan importante y estructural como el que representa el peronismo bonaerense y sus amplios sectores. Yo siempre convoqué a todos a construir un espacio plural, amplio, democrático, nacional y popular que posibilite un cambio profundo. Nuestro espacio se ha fortalecido, sin dudas. Pero fundamentalmente me interesa que el apoyo de Duhalde sea producto de su convicción. El y yo estamos convencidos de que los rejuntados no sirven.
-Todavía quedan gobernadores que no expresan su respaldo. ¿Qué les diría para convencerlos?
-Mi convocatoria es amplia y mi principal interés son los millones de argentinos que están pensando a quién apoyar para contribuir al cambio. Me importa la gente. Creo que la política de las estructuras, de los aparatos, ha quedado en el pasado. Siempre, ahora y antes, mi tarea está destinada a persuadir al conjunto, a que los argentinos entiendan que no podemos volver hacia atrás, que debemos terminar con los fantasmas del pasado. El poder por el poder mismo no sirve para nada. Ser presidente de cualquier manera, tampoco tiene sentido. Yo quiero ser el presidente que ayude a consolidar la transformación, el cambio y la construcción de la nueva Argentina.
-Usted se refirió a Menem como "fantasma del pasado", pero hay muchos que creen que ganará las elecciones.
-¿Pero cómo va a ganar las elecciones alguien que no puede caminar libremente por la calle? La gente tiene buena memoria. Sabe quiénes fueron los responsables de todo lo que le ha pasado a la Argentina. El proyecto que inició (José Alfredo) Martínez de Hoz en 1976, que fue el ideólogo, tuvo dos alumnos brillantes en los 90: Menem y Cavallo. Ahora Menem intenta volver, pero no podrá, porque el pueblo argentino le dará una lección de responsabilidad haciendo lo que tiene que hacer: echarlo. La Argentina tiene que terminar con Menem como España se deshizo de la herencia de (el generalísimo Francisco) Franco.
-¿En qué se diferencia su proyecto de renovación del que se dio en el PJ en los 80 y que terminó absorbido por el menemismo?
-La renovación de los 80 quiso construir un nuevo sistema, generar nuevas formas políticas, más transparentes. Se frustró porque faltó consecuencia con sus objetivos y porque sus líderes se sumaron a un modelo que generó todo lo opuesto, el menemismo. Hoy hablamos de renovación para crear un sistema institucional moderno, que funcione. Una renovación dirigencial en cuanto a la cultura, a la práctica política, a los instrumentos de construcción de poder, a la relación con la sociedad, temas que fueron sepultados por problemas que hoy son mucho más profundos que en aquel momento.
-Su proyecto también es denominado políticamente progresista, término que trae a la memoria la desilusión de la Alianza.
-Es cierto. Lamentablemente la Alianza se llamó a sí misma progresista, pero utilizó todos los métodos de la vieja política. En su funcionamiento y en las políticas implementadas. El gobierno de (Fernando) De la Rúa fue un continuador ortodoxo del modelo menemista y explotó como tenía que explotar. Y la gente sabe que somos los justicialistas los que tenemos que dar esta batalla para terminar con el pasado. Allí está la fuerza para poder cambiar.
-¿Cómo definiría a su modelo económico?
-Mi modelo es el de la producción, el trabajo y la inclusión social, con políticas activas que permitan realizar una fuerte inversión pública. Para el neoliberalismo, inversión pública significa gasto público. Para mí, es generación de trabajo, de infraestructura, de derecho a la vivienda y a servicios dignos. Mi modelo es el neokeynesiano, de fuerte inversión pública, sin déficit fiscal. Roosevelt lo hizo en Estados Unidos en los 30, Adolfo Suárez y Felipe González, en España después de Franco, y lo hizo la Italia de los 80. El PJ en los 90 se abrió al capital concentrado y sirvió a un proyecto de ideología neoliberal, contrario a su historia. Se lo dije en la cara a Menem. También lo denuncié en un congreso partidario donde todos me aplaudieron de pie. Eso sí, a la hora de votar, perdí 599 a 1.
-¿Qué opina de Reutemann?
-Siempre dije que es un gran administrador. Lo he visto luchar por su provincia. Su aporte siempre es muy importante, en cualquier espacio. Tengo una buen relación, pero depende de él.



El sureño tuvo palabras de elogio para Reutemann.
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