Año CXXXVI
 Nº 49.720
Rosario,
domingo  12 de
enero de 2003
Min 23º
Máx 31º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Umberto Eco vuelve a la ficción con humor
En su nuevo libro, "Almanaque del Bibliófilo", el semiólogo elabora tesis filosóficas desde la parodia

Si la bibliofilia es una enfermedad, la inminente presentación del "Almanaque del Bibliófilo" en Milán desatará una nueva epidemia por culpa de la contagiosa pluma de Umberto Eco, quien de nuevo revoluciona el mundo literario con una obra cargada de humor donde elabora distintas tesis filosóficas en el marco de la pura ficción.
El volumen incluye desde firmas irónicas como la de Giulio Andreotti hasta firmas sospechosas como las del ex-ministro comunista Oliviero Diliberto.
Pero lo mejor, adelantado ayer por el Corriere della Sera, es un artículo titulado provocativamente: "¿Era Shakespeare, por casualidad, Shakespeare?"
Eco aborda con deliciosa erudición inventada la polémica sobre la verdadera identidad de William Shakespeare, "cuya inmensa e inteligentísima obra tiene que haber sido escrita por otras personas".
El filósofo Francis Bacon es uno de los principales sospechosos, pero no faltan eruditos que afirman lo contrario.
Según Eco, "llegaron a un acuerdo: se podía sostener que Bacon era el autor de la obra de Shakespeare, y Shakespeare de la de Bacon sin que ambas teorías resultasen contradictorias".
Pero el perspicaz semiólogo descubre que Bacon no podría haber escrito estos dramas sin conocer a fondo el ambiente teatral, "por lo que se debe suponer que no sólo fue el autor de su obra, sino que sustituía a Shakespeare cada día en la dirección del Globe. Y viceversa respecto a la obra baconiana".
Por lo tanto, "Shakespeare o, mejor dicho, la persona que la gente conocía como Shakespeare era, en realidad, Bacon, y Bacon era Shakespeare".
Y el misterio no termina ahí: puede ser que la sustitución hubiese tenido lugar en la cuna, pero el fabulador italiano considera muy plausible una teoría que atribuye a Georg Cantor: "Si dos personas están locas -y locos tenían que estar por fuerza aquellos dos desgraciados isabelinos-, ninguna de las dos sabe realmente quién es".
"Por lo tanto, la máxima confusión se alcanza en el momento en que Shakespeare se cree Shakespeare y Bacon se cree Bacon", según el autor de "El nombre de la rosa".
Pasando del territorio de la burla al de la carcajada abierta, Eco añade que "para María Kodama, tanto las obras de Shakespeare como las de Bacon son el fruto de un trabajo inédito de Pierre Menard", en alusión al célebre personaje de Jorge Luis Borges. (Télam-SNI)


Diario La Capital todos los derechos reservados