Si alguien está exento de responsabilidad en la espectacular fuga que sucedió ayer en esta ciudad es el recientemente designado ministro de Gobierno de la provincia, Carlos Carranza, quien al asumir seguramente se encontró con una situación penal desquiciada. La preocupación de Carranza por la situación en la que se encuentran los presos alojados en las comisarías no es nueva, pero lamentablemente quienes debieron dar solución a este grave y preocupante problema, como el ex subsecretario de Seguridad Pública de la provincia, licenciado Enrique Alvarez, o no supieron o no se mostraron demasiado interesados en morigerar una cuestión que aflige no sólo a los presos, sino a la comunidad toda y a la propia tropa policial.
Aflige a los presos, porque en los penales están literalmente apilados y se les menoscaba su condición de seres humanos, porque aún cuando sean delincuentes no pierden su dignidad de personas. Aflige a la comunidad, porque los policías que deberían estar patrullando las calles están destinados a cuidar presos, tarea para la que no están preparados, con lo que se resiente la seguridad pública.
Y aflige también a la tropa policial, porque debe entenderse claramente que no resulta fácil a los agentes tratar de mantener en orden a más de cincuenta personas en un lugar donde sólo entra menos de la mitad. Es una tarea riesgosa.
Lo cierto es que en política de seguridad muchos ministros y subsecretarios de seguridad han fracasado rotundamente en la provincia y se ha permitido por extrema ignorancia en el tema o por "dejar hacer", que la policía santafesina pasara de ser una fuerza aceptable en el contexto nacional a una policía deslucida como es hoy.
Son muchos los responsables de este fracaso y no corresponde ahora mencionarlos, pero es innegable que el ex subsecretario de Seguridad Pública Alvarez tuvo la suma del poder como para mejorar un estado de cosas que era y es deplorable y no lo hizo. No es nuevo que decenas de jueces penales vienen advirtiendo sobre la grave situación que se vive en los penales de las comisarías, pero jamás fueron escuchados.
Durante el gobierno de Jorge Obeid estos reclamos se hicieron oir más que nunca y a pesar de que el ex gobernador se ocupó de adoptar una medida absurda y estéril para ese momento como el traslado de la Jefatura de policía, no dio solución al verdadero problema. Fue una lástima que Obeid y sus ministros no se ocuparan de lo esencial para tratar lo intrascendente. La situación del país, entonces, aún permitía una solución sin grandes desgastes financieros para el Estado.
Responsabilidades
Hoy, una vez más, se produce una fuga y aun cuando lo mencionado anteriormente podría ser utilizado como justificación a esta evasión, de ninguna manera puede haber oficiales policiales que estén exentos de responsabilidades. Y teniendo en cuenta la cadena de mandos las preguntas a responder son: ¿la Jefatura de policía de la provincia impartió órdenes precisas a los jefes de unidades sobre seguridad en los penales? ¿El jefe de la Unidad Regional II de Rosario las hizo cumplir o adoptó él medidas tendientes a que no se produjeran situaciones como éstas? En todo caso, si hubo órdenes e incumplimientos los responsables no pueden quedar impunes. ¿Hasta cuándo pueden permanecer en sus cargos los jefes policiales de la provincia y de Rosario? ¿No deberían ya haber renunciado? \Todo ello más allá de que, como se advirtiera, el ex subsecretario de Seguridad Enrique Alvarez tuvo todo en la mano para solucionar estos problemas y desarrollar una fuerza policial más respetable y no lo hizo. Obviaremos mencionar al ex ministro Angel Baltuzzi, porque aun cuando se niegue, jamás logró tener injerencia en área tan importante como la seguridad.
Se sabe, y en buena hora, que el gobierno de Reutemann pronto ampliará penales para descongestionar las comisarías. Hay además múltiples alternativas como requerir instalaciones en desuso que pertenecen al Ejército. Pero más allá de esto, la tarea es hacer eficaz a un cuadro policial que todavía es rescatable.
Ojalá el nuevo ministro de Gobierno lo logre realizando todas las transformaciones que sean necesarias.