La conducción del congreso nacional del PJ resolvió propiciar el tratamiento parlamentario de una ley de lemas que les permita a los candidatos participar en las elecciones generales del 27 de abril sin tener que afrontar el trámite de las internas. El justicialismo logró evitar su ruptura gracias al entendimiento alcanzado entre sus sectores internos, a excepción del adolfismo, aunque las dificultades para aprobar la norma en el Parlamento y las objeciones judiciales que puede enfrentar en los tribunales extienden hacia el futuro las dudas del acuerdo.
Los propios impulsores de la ley reconocen, en privado, que los lemas tensionan el artículo 94 de la Constitución, que establece que el presidente y el vicepresidente de la Nación serán elegidos "directamente por el pueblo".
La respuesta de los operadores justicialistas que trabajaron en el acuerdo es que los lemas eran "la única salida" para evitar la ruptura.
En efecto, una cláusula de último momento permitió que el menemismo, a través del gobernador salteño Juan Carlos Romero, firmara el acta surgida de la mesa de conducción del congreso junto con los representantes de Buenos Aires, Mendoza, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones y Santiago del Estero.
La disposición incorporada en el acuerdo para convencer a los operadores de Carlos Menem fue que, si la jugada a favor de los lemas fracasaba en el Congreso nacional, el justicialismo avanzaba con el cronograma de la interna sin más dilaciones.
Previamente, el duhaldismo había jugado fuerte con una amenaza: sin un acuerdo, la segunda movida era suspender las internas y convocar al congreso partidario, donde tiene mayoría, para proclamar a una fórmula de candidatos a presidente y vice.
Finalmente, según narraron los protagonistas, se impuso la postura moderada de un grupo de gobernadores y dirigentes, entre quienes estaban Ramón Puerta, Carlos Juárez, Jorge Busti y Alberto Hammerly, enviado de Carlos Reutemann, quienes tenían como consigna: "Enfrentarse en una interna o con lemas, pero evitar la fractura". En principio, sólo el adolfismo quedó afuera del pacto.
El congresal cordobés Jorge Montoya, quien reemplazará en el senado a Juan Carlos Maqueda, firmaría en los próximos días el acta para sumar formalmente a las huestes de José Manuel de la Sota.
La santacruceña Cristina Fernández de Kirchner tampoco llegó a la reunión, pero el duhaldismo también daba por descontado el apoyo de su sector por las respuestas llegadas telefónicamente.
Así las cosas, una primera lectura puede dar por triunfador al duhaldismo, ya que logró imponer la propuesta presidencial a favor de los lemas. Pero la cantidad de interrogantes abiertos invita a la cautela.
En primer lugar, el pacto está lejos de resolver las contradicciones internas entre las propuestas de los diferentes precandidatos del Justicialismo. Los duhaldistas más acérrimos, como Daniel Basile o José María Díaz Bancalari, tampoco celebraron, ya que su apuesta es ver, finalmente, a Eduardo Duhalde convertido en candidato.
El menemismo, en tanto, conserva las esperanzas de lograr que su postulante acumule, gracias a la sumatoria de los lemas, los votos dispersos de cada candidato justicialista.
Efectivamente, sus operadores rechazaban el proyecto que sugería habilitar a todos los precandidatos a competir en las elecciones generales pero sin permitir la suma de los votos por partido.
"Se convocará a constitucionalistas de todos los sectores internos para que cada uno participe de la instrumentación de la ley y se pueda dejar a todos conformes", anticiparon, para dar carácter formal al acuerdo.
Sin embargo, según participantes de las negociaciones, en la reunión ya circuló un borrador con el texto de la ley: el sistema se usará por única vez y, si los candidatos de un partido (lema) suman entre ellos más del 45 por ciento de los votos, su postulante más votado se convertirá directamente en el nuevo presidente de la Argentina, sin segunda vuelta electoral.
Un frente de rebeldía
En principio, desde la UCR, el ARI y desde los partidos provinciales, que apoyan la candidatura de Ricardo López Murphy, se escucharon voces de rechazo.
Operadores del PJ aseguraron en reserva que autoridades del bloque de diputados radicales habían manifestado su respaldo. A todas luces, los partidos más perjudicados son aquellos que pueden presentar menos cantidad de sublemas, como las jóvenes fuerzas de Elisa Carrió y López Murphy. Sus legisladores votarán indefectiblemente en contra, tal como adelantó ayer a La Capital el diputado Alberto Natale, aliado de López Murphy de cara a las presidenciales.
Por ello, como el PJ necesita una mayoría especial, desde el lunes la seducción oficialista apuntará directamente hacia la UCR.
La reunión se desarrolló bajo un clima de tensión por una protesta de ahorristas que virtualmente cercaron a los dirigentes, custodiados rigurosamente por un numeroso contingente de la Policía Federal.