Los consumidores exigen cada vez con más insistencia que se realicen mejoras en la calidad de los productos alimenticios que se les ofrecen y esta es, actualmente, una de las claves para entrar a los mercados nacionales e internacionales. Esta es una de las razones más fuertes por las que los empresarios recurren a la implementación de Sistemas de Gestión Calidad (SGC). Un trabajo de los ingenieros agrónomos claudia Teisair y Juan Manuel Alderete, del Programa Calidad de los Alimentos Argentinos de la Secretaría de Agricultura (Sagpya), ataca "uno de los mitos más difundidos en la industria", el que sostiene que "la gestión de la calidad representaría un incremento de los costos totales de producción". "Es posible demostrar la inexactitud de este concepto, al analizar el impacto real de la gestión de la calidad en los costos de la empresa, ya que la implementación de un SGC provoca el incremento de algunos costos pero contribuye a disminuir otros", señalan los analista, que sostienen que "todos los costos que tienen que ver con la implementación de SGC se engloban dentro de los llamados costos relacionados con la calidad". Estos costos se clasifican de la siguiente forma: * Costos de la calidad: derivan de la implementación de sistemas de control y prevención. Se dividen en costos de prevención, que son aquellos en que se incurre al detectar y eliminar causas de defectos, a fin de llevarlos a su mínima expresión (por ejemplo los que derivan del planeamiento de la calidad, capacitación y entrenamiento del personal y mantenimiento preventivo), y costos de evaluación que implican la evaluación de un producto o servicio por etapas sucesivas desde el diseño hasta la entrega. Algunos elementos de esta última categoría son los costos por evaluación de suministro, evaluación de inventario, costos y mano de obra involucrados en la Investigación y el desarrollo de productos y servicios. * Costos de la baja calidad: se dan cuando no se ha realizado una buena prevención y/o evaluación. Están dados por gastos innecesarios y evitables, que derivan finalmente en una pérdida de competitividad del producto o el servicio. A su vez, los costos de la baja calidad pueden ser divididos en: Costos por defectos internos que están asociados con aquellos defectos que se encuentran antes de transferir el producto al cliente (y así el producto obtenido no se puede vender o se ofrece a un menor costo disminuyendo el beneficio económico obtenido). Dentro de los costos producidos por defectos internos, los autores del trabajo incluyen "los costos de desperdicios y retrabajo, de análisis de fallas y acciones correctivas, los que se derivan de fallas en las compras, de inspección del 100% de la producción, de reinspección y reanálisis, de pérdidas evitables, de fallas en diseño de productos y procesos, de pérdida de materiales y mano de obra y las rebajas al cliente para que acepte productos o servicios fuera de las especificaciones". Los costos por defectos externos tienen que ver con defectos que se detectan cuando el producto está en manos al cliente, y pueden estar conformados por "aquellos derivados de atender quejas y reclamos, con la devolución de artículos, cumplimiento de garantías, concesiones al cliente (a manera de compensación por los defectos detectados), multas y litigios y costos de reparación o reposición gratuitas de productos". En la mayoría de las industrias y empresas prestadoras de servicios los costos relacionados con la calidad se distribuyen de la siguiente manera: * En promedio, el 65% corresponde a los costos de baja calidad. * Los costos de evaluación representan el 30%. * El 5% restante proviene de los costos de prevención. Entonces, la experiencia recogida en empresas de distintos rubros demuestra que los costos relacionados con la calidad son muy altos. La mayoría de los mismos son evitables y solo sirven para encarecer los bienes y servicios producidos. Mediante un estudio detallado es factible probar que la gestión de la calidad lleva a ahorros sustanciales para las empresas. La puesta en marcha de un SGC supone siempre un aumento de los costos de prevención pero, con el tiempo, esta inversión en prevención deriva en un gran ahorro en todo lo referente a los costos de la baja calidad. Esto se debe fundamentalmente a las sensibles disminuciones que se observan tanto en fallos internos como en fallos externos. A su vez, los SGC tienden a incrementar la confianza entre distintos actores de las diferentes etapas de la producción, de tal manera que disminuye la cantidad de los controles requeridos. De esta manera, los SGC provocan normalmente una baja en los costos de evaluación. "Asimismo, la disminución de los costos relacionados con la calidad conlleva a una disminución de los gastos totales, mejorando sustancialmente la relación entre lo que se pone en juego y lo que se obtiene como resultado", señalan.
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