Rodolfo Bella / Escenario
Miguel Angel Rodríguez cambió su rol de humorista por el de galán y hoy, al frente del elenco de "Son amores", despide el último programa -la tira llega a su fin mañana- del ciclo más exitoso de la televisión durante el año pasado, que inclusive logró superar a "El show de VideoMatch". Rodríguez contó a La Capital cómo vivió el final de la batalla por el rating que Adrián Suar mantuvo con Marcelo Tinelli, y cómo el trabajo en la tira de Pol-ka consolidó la diversidad de su trabajo, que lo llevó de ser un humorista a un galán con perfil sobrio. Rodríguez había participado en "Polémica en el bar" y "Operación Ja-ja", y en 1991 ingresó a "El show de Video Match" como coordinador de producción para luego sumarse al equipo de humoristas que animaron el programa conducido por Tinelli. Rodríguez aclaró que el éxito de "Son amores" no lo afectó: "Estoy convencido que lo más importante que tengo está de la puerta de mi casa para adentro", confesó. -¿Cómo viviste la transición del estilo de humor que hacías en "El show de Video Match" a un personaje como Sánchez? -Traté de aprender, sobre todo con la confianza que depositaron Adrián (Suar) y los compañeros. De entrada fue algo un poco sorprendente. Tenía ganas de hacerlo pero no sabía cómo iba a resultar, pero finalmente rindió el perfil del personaje. -¿Sentiste alguna dificultad en esa transición? -No sé si dificultad. El tema era demostrar que podía romper con lo otro y hacer otras cosas. A veces te tildan y se sorprenden del trabajo que hacés, como si ser cómico no sería también actuar. Yo no me ofendo para nada de eso, pero tampoco fue un riesgo de vida o muerte, sino intentar incursionar en otra cosa. -No fuiste el único humorista que Suar transformó en actor... -No sé a quién mas se le puede ocurrir; solamente a Adrián que ya incursionó muchas veces en este tipo de cosas. Ya lo hizo con Dady Brieva y Alfredo Casero, pero también con Mario Pasik y antes con Juan Leyrado en el camino inverso. De todas formas creo que quienes hacemos humor nos podemos adaptar mejor a este tipo de propuesta, aunque mi personaje es un tipo adusto. -¿Cómo te afectó el éxito del programa? -Todo esto te va quitando más tiempo. No es que uno cambie. El poco tiempo que te queda es para dedicarlo a la familia y a los amigos. Fue un año duro, con doce horas por día de grabación, después se sumó el teatro con funciones todos los días, además de la publicidad, pero a mí no me cambia mi convicción que lo más importante que tengo está de la puerta de mi casa para adentro. -¿Suar es un creador de antigalanes o la ficción los estaba reclamando? -Creo que Adrián es un fanático de esto, él tiene mucho respeto y pone mucha pasión a esto, y por sobre todas las cosas es actor, además de creador y generador de cosas. El tema es que con esta historia de galanes comunes, que te los podés encontrar en una plaza, es algo en lo que incursionó él. Tal vez ese fue el caso de Dady o mío, y hasta de Juan Leyrado, lo que pasa es que él es un actor de raza. Me da la sensación que de Adrián hace de Juan (Leyrado) un galán posible, de quien una mujer se puede enamorar. Tal vez la línea es esa, además de que la gente la reclama. No en vano los programas tienen el éxito que tienen. Evidentemente hay una respuesta afirmativa de la gente que está necesitada de eso. -¿Cómo te definís vos, teniendo en cuenta que ponés a Leyrado como un actor de raza? -Un actor. Los actores de raza tienen mucha capacitación, pero también defino a Darín como un actor de raza y el no estudió nada. Yo soy actor y aprendí observando y asimilando mucho, tanto en televisión, en radio o teatro y eso me llevó un montón de años. Yo aprendí de esa forma y es eso da un estilo. No reniego del estudio y quizás se pueda reforzar. Lo que pasa es que las clases de teatro hay tomarlas con pinzas porque va mucha gente y no todo el mundo es para ser actor, sino para poder aplicarlo después en cosas personales. Me parece que ser actor de raza lleva tiempo y dedicación. -¿Por qué creés que Suar te convocó a vos y no a otro humorista? -Siempre traté de aprovechar las oportunidades. Nadie te regala nada. Evidentemente uno responde a eso. De eso también soy consciente y nos merecemos lo que tenemos si hicimos las cosas dignamente y sin afanar. Soy un agradecido de que tuve grandes oportunidades. Las supe aprovechar. Si hay agua en la pileta, me tiro; después veo qué estilo nado. A partir de eso lo del 2002 fue una bisagra importante para encarar el futuro y no descarto para nada volver al humor. Creo que pegué en el lugar justo con el personaje porque la gente me lo dice, pero también me eligieron por algo. No creo que haya sido una casualidad armar un elenco determinado. Uno no debería olvidar que está dentro de un programa que por ejemplo en los premios Clarín fue el más votado por la gente. Por eso tenemos que tomar conciencia que hicimos un éxito que no estaba en la cabeza de nadie. -¿Cómo te resultó ser parte de la competencia y volver trabajar con Tinelli, que fue tu ex jefe? -Yo me veía en la foto entre los dos y era gracioso. Yo me divertí mucho y lo pasamos muy bien. Marcelo es un tipo responsable y reconoció que el no conocía el género. El tipo tenía sus temores, pero me pareció muy bien porque eso habla de la responsabilidad, aunque hayan sido tres escenas. -¿Esos acuerdos se hacen en función del rating o la convivencia? -Eso no lo sé. Por lo que uno sabe y maneja no sabía como venía la cosa. Hace un mes Adrián me dijo que Marcelo me quería invitar para el último programa. Me invitó un mes antes, le dije que sí y ahí quedó. Después me entero que Marcelo venía al programa, pero no sé si existió algún arreglo. ¿Porqué pensar que es un arreglo y no una relación entre ellos? Lo que sí le veo de bueno, es que la gente vea que están juntos, que se puede, que no es nada grave; que cada uno puede hacer sus cosas y competir. Como público es bueno ver a dos empresarios grandes, dos tipos que son competencia y sin embargo muestran una convivencia saludable. Creo que son gestos piola porque el mensaje es que se puede tirar todos juntos para adelante. -¿Qué te pareció "Son amores" en teatro? -Fascinante. Había hecho otras cosas en teatro, pero que no requerían de una puesta como esta. Me encantó hacerla, porque hacer un Opera con 2000 personas te foguea. También fue sencillo porque era "Son amores". La gente aplaudía apenas se abría el telón. Salía yo primero y el teatro se venía abajo y con todos pasaba lo mismo. -¿Qué sumó la visita de los famosos? -El programa no se basó en la presencia de esas personalidades. En el caso de Mirtha (Legrand) fue una idea de ella y si a Adrián le cierra, va para adelante y todo lo que suma, en definitiva, sirve. Estoy de acuerdo en que son presencias relevantes y muchas tiras lo hacen. Nosotros en el año tuvimos la visita de Ana Acosta, Andrea Politti, Alejandra Darín o Flavia Palmiero, con personajes de diez capítulos, que también sumaban. Después está ese valor agregado como fueron Mirtha, Tinelli o Bandana, que son más que nada guiños para el público. -¿Apuntalan el rating? -En estos días no tuvo la presencia de nadie y el programa hizo 25 o 26 de promedio. No dejo de reconocer que aparecen Mirtha o Marcelo y el programa se va a 32 otra vez, pero suma expectativa en base a la promoción. La idea de Mirta o Marcelo fueron cosas muy originales. Cuando dijeron que venía Marcelo me pregunté qué iba a ser porque el no hace un personaje de ficción. Lo de Bandana es para otra edad. -¿Renegás de algunos de tus trabajos? -No, para nada. Haría todo igual. Ojalá todos tuvieran la oportunidad que tuve yo.
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