Año CXXXVI
 Nº 49.708
Rosario,
domingo  29 de
diciembre de 2002
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Costos ocultos de un conflicto

Jim Anderson

Washington. - En la administración Bush en Washington se están dando cuenta de algunos de los costos ocultos e incidentales de prepararse para emprender una campaña bélica contra Irak. El ejemplo más evidente es el último desafío de Corea del Norte, que ha desechado el acuerdo de 1994 con EEUU y que aparentemente está decidida a desarrollar en meses un arma nuclear. A partir de la respuesta estadounidense -con la frase del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando dijo: "Nosotros podemos pelear dos guerras al mismo tiempo"- se presume que Pyongyang está decidido a actuar en un momento en que EEUU está tan involucrado con el tema de Irak que no prestaría atención a otras cuestiones.
Corea del Norte puede estar equivocada. Pero la cuestión es que la cúpula norcoreana cree que el gobierno estadounidense está desatento a cualquier otro tema que no sea Irak, y esa misma creencia puede ser compartida por otros gobiernos árabes, tanto aliados como no.
Otro ejemplo es la enigmática decisión del estadounidense Board for International Broadcasting (BIB) -que dirige la emisora radial Voice of America (VOA) y otras estaciones gubernamentales de radio y televisión dirigidas a audiencias extranjeras- de esencialmente suspender sus emisiones en farsi a Irán. Estas emisiones, que tenían una ávida audiencia entre jóvenes iraníes que cada vez comparten menos la visión de los líderes clericales de línea dura en Teherán, eran una fuente de gran incomodidad para los conservadores de ese país. En el cálculo de Washington, la ecuación parece ser que resultaría poco inteligente tener un régimen iraní antagónico al mismo tiempo que EEUU está tratando de derrocar al presidente de Irak, Saddam Hussein. Y así los miembros de la BIB designados políticamente, siguiendo las directrices de la Casa Blanca reemplazaron los noticieros populares pero políticamente desbaratadores con un menú de insípida música popular estadounidense.
En cuanto a los costos financieros de una guerra -y los preparativos para la misma aun si ésta no tiene lugar- son casi incalculables. Las agencias gubernamentales han hecho cálculos estimativos de un espectro tan amplio -desde 2.000 millones de dólares que afirman unas hasta 90.000 millones según otras- que no parecen más que ejercicios inútiles de consulta a una bola de cristal.
Lo que sí se puede calcular es que la estancada economía estadounidense continúa desplomándose y que una de las principales razones para ello es la incertidumbre y el miedo de los inversores y hombres de negocios, causado por la posibilidad de una costosa guerra contra Irak. (DPA)


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