"Estudiar también es gratificante", aseguraron.

Cada vez más chicos y jóvenes santafesinos participan en las olimpíadas que ponen a prueba sus habilidades intelectuales. Sean de física, matemática, historia o filosofía, lo cierto es que se ganaron un lugar en los certámenes nacionales. Los alumnos no pasan los 18 años, aseguran que compiten por placer y hasta como un pasatiempo, y llegan a la conclusión que estudiar es gratificante. Los premios que reciben son meritorios: diplomas, medallas y libros. Sus logros dependen de la propia voluntad y esfuerzo, mientras que la participación la garantizan el apoyo de la escuela, la familia y las fundaciones y organismos que promueven los encuentros. El aporte (económico) oficial de los ministerios de Educación de la provincia y Nación es nulo.

Los estudiantes ven en las pasantías un futuro empleo. (Foto: José Granata)

Las pasantías en la educación superior fueron creadas para profundizar la formación teórica de los futuros profesionales de modo de orientar su práctica futura. En la actualidad, el objetivo pedagógico se desdibuja a la luz de las necesidades económicas de los estudiantes que encuentran en las mismas un recurso para seguir su carrera a la vez que para las empresas e instituciones suele significar mano de obra "barata", en el marco de la flexibilización laboral y la recesión económica.

Preocupadas por la salud, ganaron un centarmen.

Ubicada en una localidad de pequeña de Santa Fe y sin un nombre que defina su identidad, la Escuela de Enseñanza Media Nº 307 (anexo) de Luis Palacios, pudo con sus carencias y obtuvo el 2º premio del certamen nacional "Aula sin fronteras" organizado por Poder Ciudadano. El proyecto ganador tiene que ver con un trabajo de educación para la salud que la escuela coordinó con otras instituciones y que logró integrar a la comunidad con el ámbito educativo. Pero el verdadero protagonismo lo tuvieron los chicos que a pesar de la falta de recursos, tomaron las riendas y trascendieron las fronteras de ladrillo y madera.