Marcela Isaías / La Capital
Cada vez más chicos y jóvenes santafesinos participan en las olimpíadas que ponen a prueba sus habilidades intelectuales. Sean de física, matemática, historia o filosofía, lo cierto es que se ganaron un lugar en los certámenes nacionales. Los alumnos no pasan los 18 años, aseguran que compiten por placer y hasta como un pasatiempo, y llegan a la conclusión que estudiar es gratificante. Los premios que reciben son meritorios: diplomas, medallas y libros. Sus logros dependen de la propia voluntad y esfuerzo, mientras que la participación la garantizan el apoyo de la escuela, la familia y las fundaciones y organismos que promueven los encuentros. El aporte (económico) oficial de los ministerios de Educación de la provincia y Nación es nulo.
Las olimpíadas son un fenómeno que muestran una oportunidad diferente de enseñar y aprender distintas asignaturas, pero también una posibilidad de comprobar que estudiar también tiene premio. Este es el caso de Fernando Bengochea, de 15 años, alumno del Colegio San José y para quien la historia se limitaba este año a conocer qué pasaba en la Edad Media.
A mediados de año se anotó para participar en las IV Olimpíadas Nacionales de Historia que organiza la Universidad de Morón. No participó solo, lo acompañaron más de 1.200 estudiantes de todo el país durante tres días de competencia. El tema era de historia argentina, la Década Infame comprendida entre 1930 y 1943. Fernando se quedó con el primer puesto. Mientras que tres compañeros de su escuela se ubicaron entre los treinta mejores del certamen: Juan Manuel Bordieu, Juan Manuel Plá y César Bordieu. "El esfuerzo vale, porque no sólo estudiaron sino que debieron meterse en el pensamiento del autor", rescata Marcelo Pastorino, docente de historia del San José que acompañó a los estudiantes.
Para los alumnos del Instituto Politécnico (UNR) que se quedaron con varios premios en la XI Olimpíada Nacional de Física la cuestión no fue más sencilla. Primero debieron sortear la etapa zonal y luego esperar que los organizadores del certamen, la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba dieran el visto bueno sobre quiénes seguían en competencia entre los cientos de participantes. Llegaron a la etapa final 80 alumnos, entre ellos Javier Cabello (de 15 años) que obtuvo el primer premio, Gerardo Huck, el tercero, Bruno Scotta una mención y Yamil Carlomé quedó entre los finalistas.
"Recibimos mucho apoyo de la escuela, que nos enseña a razonar", repiten Javier y Gerardo, los alumnos premiados del Poli. Para Juan Farina, el profesor de física que entrenó a los adolescentes, "es increíble ver cómo toman este estudio casi como un hobby".
Hablar de estudiar filosofía en la escuela secundaria puede ser para muchos un terreno de dudosa aplicación. Por suerte esta visión está cambiando y hay quienes lo explican muy bien: "Es una actitud de vida", dice Franco Algarañas, de 17 años, alumno del Colegio María Madre de la Iglesia de Rosario y quien consiguió el tercer puesto en la VI Olimpíada Argentina de Filosofía que organiza la Asociación Olimpíada Argentina de Filosofía, y cuenta entre otros auspicios con el de la Unesco y la Organización de Estados Iberoamericanos. Franco primero aprobó otras instancias de competencia, hasta llegar a representar -con el primer puesto provincial- a Santa Fe en la etapa nacional. Ahora deberá viajar a Uruguay a concursar en las Olimpíadas Rioplatenses de Filosofía. Según Marisel Cenciarelli, la directora de la escuela María Madre, el premio es más que meritorio, “porque son chicos que eligen ante todo pensar".
En la charla, los estudiantes dejan ver su perfil personal más allá de los premios del momento: eligen el rock nacional, se inclinan por U2, Charly, Guns and Roses, no olvidan a Peter Gabriel y tampoco el folklore. Pero además detestan la falta de originalidad de la escuela media, rescatan las oportunidades para pensar y tienen en claro para qué les sirve lo que estudian: "Sin historia no podemos entender la actualidad", dice, por ejemplo, Juan Manuel Bordieu, del San José. Sin dudas, no es el azar lo que les permitió ganar a estos adolescentes
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