El intendente Hermes Binner admitió que el tantas veces promocionado nuevo sistema de transporte urbano se transformó en su gran asignatura pendiente. "Era un proyecto del primer mundo, pero después nos caímos al quinto infierno. De un día para el otro se paró el país y se bajó la mitad del pasaje", indicó con resignación. Es que su administración se lanzó con el desafío de plantear un sistema en red con miniterminales barriales y colectivos articulados, una idea que el intendente trajo de Curitiba (Brasil), y hoy por hoy la propia Municipalidad terminó a cargo de una línea que abandonó el servicio porque no había oferentes. Sobre lo que no tiene dudas es sobre la conexión vial Rosario-Victoria. "El puente se termina, falta muy poco y se va a concluir", aseguró convencido. Pero su seguridad decayó a la hora de hablar de otras dos obras por las que también espera la ciudad: la autopista a Córdoba y la tan anunciada reparación de la avenida Circunvalación. "La autopista debería estar terminada hasta Amstrong el año que viene, pero en realidad no sé si se va a concretar", admitió, al tiempo que reveló que la licitación para realizar los arreglos en la Circunvalación "podría volver a foja cero", versión que también se maneja en el Ministerio de Obras Públicas de la provincia. Por lo pronto sólo habrá bacheo, de acuerdo a la pedido por el gobernador Carlos Reutemann.
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