Entró silbando algo así como un tango. En realidad primero espió por la puerta, dobló hacia un pasillo y a los pocos minutos Binner ingresó en su despacho. Saludos de rigor y después los recuerdos. Esos que guarda para mostrarlos ahora como un escudo ante posibles críticas. "Yo estaba colgando carteles y vino uno y me zarandeó la escalera. Otra vez me comí una piña en la esquina de Ayacucho y Pellegrini. Eran otros tiempos, había militancia. Ahora no. Pero quedan las utopías", memoró ante la atenta mirada de su director de Comunicación Social que con marcado interés siguió la entrevista. Justamente con Rubén Galassi se sacó una foto al final del reportaje y se escuchó una chanza: "Ya tenemos la foto para los afiches", como para demostrar que todos los del gabinete "son candidatos". Una y otra vez se encargó de refutar que su "no" es distinto al de Reutemann (por lo cual armó un rosario de muchos no) y eligió el silencio o la mirada atónita cuando la pregunta lo sorprendía. In pectore juró tener su candidato para la presidencia del Concejo, "el 11 se los digo", bromeó. Y hacia el final invitó a una caminata por la ciudad ("para que escuchen lo que me dicen"), pero su agenda marcaba el flamenco. Un grupo de danzas lo esperaba en el despacho de al lado.
| |