Caracas. - En una jornada de tensión y violencia, la militarizada Guardia Nacional venezolana dispersó con gases lacrimógenos y perdigones de goma manifestaciones opositoras en varios puntos de Caracas, en lo que ya parecía una generalizada violencia urbana. Pero en un giro dramático, anoche esta fuerza militar acató un fallo judicial y se retiró del epicentro de la protesta, dejando el lugar en manos de los manifestantes (ver aparte). Ante la represión, los opositores decretaron que la medida de fuerza continuará también hoy, por tercer día consecutivo. La oposición, formada por partidos políticos, la federación sindical Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la cámara empresaria Fedecámaras, reclama la realización de un referéndum revocatorio, ya aprobado por las autoridades electorales (ver aparte). El presidente Hugo Chávez no admite este recurso y jura que no abandonará el poder.
Frente al cuadro de violencia y una huelga general que de hecho ya es por tiempo indeterminado, fue suspendida la mediación del secretario general de la OEA, César Gaviria, que sólo pudo hacer un llamado a la pacificación. Ayer, segundo día de huelga, y ante una serie de arrestos y actos intimidatorios ocurridos el lunes, la coordinadora opositora decidió, por la mañana, que el paro tomara carácter de “activo”, y se iniciaron de inmediato las protestas callejeras. Luego, ante la represión, declaró que el paro continuaría hoy.
Todo comenzó cuando los militares atacaron a los manifestantes que se encontraban frente a las puertas de una de las sedes de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), en la plazoleta Chuao.
Simultáneamente con la represión frente a la sede de PDVSA, los opositores bloquearon la principal autopista de Caracas, la Francisco Fajardo, y también en este caso se vieron gases y corridas, aunque la arteria seguía bloqueada por la tarde. Varios de las decenas de oficiales que se mantienen en “desobediencia” en la plaza Altamira, al este de Caracas, intentaron llegar a la sede de PDVSA donde se desarrollaba la primera protesta. Los oficiales que están desde el 22 de octubre en la plaza pidiendo la renuncia de Hugo Chávez, intentaron conversar con los efectivos de la Guardia Nacional que momentos antes dispersaron la protesta.
"Nos han lanzado los gases, no podemos lograr el objetivo de dialogar con ellos para tratar de convencerlos", lamentó el general disidente Carlos Alfonso Martínez.
La sede de PDVSA, una de las varias de la petrolera estatal en Caracas, fue declarada por el gobierno "zona de seguridad” a través de una resolución que impide realizar manifestaciones en los alrededores de estas áreas. La medida forma parte de la creciente militarización de Caracas decidida por Chávez para ahogar las protestas.
El corte de la autopista Francisco Fajardo se hizo en su parte este, al pie de la tomada plaza Altamira, bastión opositor, con pequeñas barricadas levantadas con bolsas de basura, informaron periodistas en el lugar. Blindados de la GN patrullaban a gran velocidad sectores de la autopista, mientras se veían a centenares de civiles bloqueando la gran arteria.
Un técnico del canal CMT resultó herido por perdigones de plástico disparados por la Guardia Nacional, que lo lastimaron en el cuello. Posteriormente se informó de otro periodista herido por los uniformados. Asimismo, un número impreciso de manifestantes fueron heridos por perdigones de goma o sufrieron por el efecto de los gases.
Adolfo Padrón, directivo de la CTV, informó que el acatamiento del paro fue ayer del 75% en promedio nacional, y en lo referido a los gremios petroleros alcanzó “casi 91%”. Reconoció que algunos locales comerciales han abierto sus puertas, bajo el argumento de que “gobernadores y alcaldes amenazan a los comerciantes con suspender sus patentes”. Precisó que la educación está paralizada en 85%, la salud en 90%, el sector público en 78%, la banca en 70%, el sector agrícola en 80%, las industrias en 90%.
Para el gobierno el panorama es casi el opuesto. Las actividades petroleras operaban con "absoluta normalidad". Sin embargo, agentes navieros dijeron que algunos buques tanqueros que suministran combustible al mercado interno están retrasados por la huelga. La ministra del Trabajo, María Cristina Iglesias, dijo que el 82% de los petroleros concurrió a sus labores y la situación en el sector era “absolutamente normal”, una afirmación muy difícil de sostener por lo que podía percibirse en estaciones de servicio y plantas de PDVSA.
La decisión opositora de agudizar el nivel de conflicto se tomó ante la serie de arrestos —incluidos un gerente de PDVSA y un diputado provincial— efectuados el lunes, a lo que se sumó en la madrugada de ayer el ataque a la casa de otro dirigente de la petrolera en conflicto, que en la oposición tomaron como un acto intimidatorio de los chavistas, aunque las autoridades afirmaron que sólo fue un robo común.
Al anochecer de Caracas, el presidente de la CTV, Carlos Ortega, anunció que el paro se extenderá como consecuencia de los actos represivos “ordenados por el gobierno del presidente Hugo Chávez en contra de la población. Convocamos a la gente a la calle a protestar de manera pacifica, organizada y en el marco de la ley”, dijo Ortega al leer un comunicado en la sede de Fedecámaras.
Ante la posibilidad de que el gobierno decrete el estado de excepción, adelantó que podrían apelar al artículo 350 de la Constitución referente a la declaratoria de la desobediencia.
Desde el gobierno, el ministro de Interior, Diosdado Cabello, afirmó que la oposición estaba repitiendo el esquema de acción del 11 de abril, que terminó con el golpe que derrocó por 48 horas a Chávez.
Anoche, luego de la retirada de la Guardia Nacional, se multiplicaron las manifestaciones opositoras en varias zonas de Caracas: frente a la Comandancia General de la GN, en la plaza
Altamira y en los alrededores de la sede de PDVSA de Chuao. Las protestas se multiplicaban además en varias ciudades del país, como Maracaibo, Punto Fijo, Maracay, Maturín, San Cristóbal, Barquisimeto, Puerto La Cruz y Valencia.
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La Ciudad
