"No tengo problemas en ir a la Argentina", dijo ayer, sin que le preguntaran, el arrepentido iraní Abolgashem Mesbahi al juez federal Juan José Galeano y al fiscal José Barbaccia, quienes le tomaban declaración. El llamado Testigo C ya no es más protegido de Alemania, país al que ayudó para resolver un ataque al restaurante Mykonos, aunque todavía sigue viviendo en ese país y los funcionarios argentinos tuvieron que pedir su testimonial vía exhorto. Es que luego de que trascendieran los detalles de su declaración, Alemania se quejó por la violación del pacto de confidencialidad que se había firmado con la Argentina. Y dejó abierta la posibilidad de no volver a "prestar" el testigo a los investigadores latinoamericanos. No obstante, a mediados del 2001, los fiscales del caso lograron ubicar un teléfono adonde pudieron hablar, a través de un intérprete, con Mesbahi. Y fue él mismo quien dijo que no tenía ningún problema en venir a la Argentina y declarar ante todas las partes que integran la investigación.
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