Graciela tiene un hijo llamado Gabriel a quien se le descubrió una epilepsia refractaria -de difícil manejo al tratamiento médico- cuando tenía diez meses de vida. El niño tiene hoy 10 años y lleva una vida saludable gracias a una dieta cetogénica a base de grasas. La dieta comenzó a los cinco años, con la ingesta de cremas y aceites. De esta forma logró el control de la afección y la reducción de la ingesta de medicamentos diarios (pasó de veintitrés pastillas por día a solo una). Gabriel ahora se siente bien y suspendió el tratamiento basado en la ingesta de comidas grasas. Recientemente pudo festejar su cumpleaños como todos los chicos, con una exquisita torta y galletitas que antes tenía prohibidas.
La epilepsia de Gabriel es de origen criptogénica (sin causa) y refractaria a la medicación. Los medicamentos que ingería antes de la dieta le producían sueño; otros se lo quitaban por completo, y la hiperactividad no lo dejaba detenerse a aprender y crecer.
A través de esta dieta las convulsiones, que a veces llegaban a ocho, desaparecieron, y la pequeña vida de Gabriel cambió completamente. Hoy puede desarrollar actividades normalmente, jugar, correr, hablar, contarle a sus padres y hermana lo que hace en el colegio, lee, escribe, va solo a los cumpleaños de sus amigos, sonríe y duerme todas las noches tranquilo.
"Hay un mundo nuevo, una nueva calidad de vida para los niños con epilepsia refractaria, como también para los padres que entramos en la duda y la desesperanza", resumió Graciela.
Terapia natural
A pesar de los buenos resultados obtenidos por Gabriel, el doctor Jorge Perochena -jefe del servicio de nutrición del Hospital de Niños Víctor J. Vilela- aclaró que no todos los pacientes con epilepsia refractaria reaccionan bien y agregó que incluso algunos "no la aceptan". A pesar de ello, el profesional aconseja probar. Más allá de la aceptación del paciente, "por lo general no ocurren problemas con el cambio en la alimentación, ya que es una terapia natural", aclaró Perochena.
La experiencia con que cuenta el Hospital de Niños Víctor J. Vilela respecto de la incorporación de esta dieta data de sólo tres años. Actualmente son diez los pacientes en tratamiento, con buenos resultados.
Ingesta de grasas \El nutricionista explicó que la dieta se compone de un 90 por ciento de ingesta de grasas, y el 10 por ciento restante se lo reparten las proteínas y los hidratos de carbono. Pueden ser cremas, aceites y manteca, que por lo general se saborizan.
"Esto provoca cambios en las funciones del cerebro, lo que hace que bajen las convulsiones y en algunos casos desaparezcan", agregó. Además, permite reducir la cantidad de medicación.
En general la dieta se prolonga durante un tiempo. El neurólogo es quien definirá el período, de acuerdo a la mejoría. "La literatura internacional consigna que existen niños que luego de la dieta dejan de consumir medicamentos", cerró Perochena.