Fernando Gabrich / La Capital
Madrid (corresponsal). - En el lejano y moderno Japón, las estrellas merengues que brillan con luz propia levantan la Copa Intercontinental. En la centralista y vanidosa Madrid, los comentaristas radiales y televisivos derrochan elogios por la tercera copa del mundo conquistada por ese equipo que cuando quiere se hace imbatible. Ronaldo, Zidane, Figo, Casillas, Hierro, Cambiasso, Solari y compañía, dan la vuelta olímpica ante un estadio plagado de nipones que se rinden a sus pies. En la Gran Vía las bocinas aturden y en la Cibeles, las bufandas blancas que protegen las gargantas de los hinchas afónicos pintan un panorama diferente para un día trabajo normal. En Tokio, el reloj marca las 21.10 y la noche será eterna entre flashes y champagne. En la capital española, las agujas se clavan en las 13.10 y el día, frío y con poco sol, será largo y cargado de festejos. Los diarios en internet se actualizan con una rapidez increíble. "Rey del mundo por tercera vez", titula As. "Broche de oro al Centenario", publica Marca. Las cadenas de TV que tienen su centro en Madrid ya muestran imágenes de los goles, que se mezclan con la marea negra que el Prestige dejó en La Coruña. Las radios sólo hablan de fútbol, aunque sea martes. Todo Madrid habla, disfruta y se ensancha con su Madrid. El partido se esperó con tranquilidad e ignorancia sobre el equipo paraguayo. Todos sabían poco de Olimpia, pero todos sabían que ese equipo no era el Boca de Bianchi y Riquelme. Por eso la soberbia fue el principal factor para matizar los minutos previos al choque. Y finalmente, después de 90 minutos la realidad les dio la razón. Los dirigidos por Nery Alberto Pumpido fueron dignos y combativos, pero poco para un equipo valuado en cientos de miles de euros. El mundo madridista está más que nunca vestido de blanco. A nadie le importa ahora el flojo momento en el torneo local. Ahora es turno de vanagloriar a ese equipo que sumó una nueva copa del mundo a unas vitrinas colmadas de éxitos. Pocos se acuerdan del Ronaldo gordo y lento de hace unas semanas atrás. "Ronaldo resucita y le da al Madrid su tercera Intercontinental", publica El País. Y es cierto, el brasileño que ya era objeto de silbidos vuelve a mostrar su contundencia y todos son elogios para él. Justo en el escenario que lo llevó a la gloria con su selección en el último Mundial. Festeja Real Madrid señores. Y está bien, aunque la soberbia de los poderosos a veces duela y los ricos triunfen sobre los pobres.
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