Con el voto de la mayoría peronista, la Legislatura santafesina aprobó en la madrugada de ayer las modificaciones a la ley de lemas impulsadas por el oficialismo. Poco antes de las 2, Diputados convalidó las reformas por 26 votos a 22. Dos horas más tarde, el Senado dejó firmes los cambios introducidos a seis artículos, entre ellos el 15, que impide que las alianzas entre partidos puedan presentar sublemas. Justamente este punto fue -desde que se conoció el proyecto del diputado justicialista Ariel Ugalde- el que disparó la furia de todo el arco opositor.
La suerte de la nueva normativa electoral (llamada también de doble voto simultáneo) está ahora sujeta tanto al arbitrio como al estado de ánimo del gobernador Carlos Reutemann, cuyo veto vienen exigiendo tanto radicales como socialista y pedepistas.
Como nada indica que Reutemann prestará oídos al reclamo opositor, para no dejar muy mal parado a todo el Partido Justicialista (que impulsó, respaldó con manifestaciones públicas de, incluso, los jefes comunales partidarios y votó la iniciativa), debería entonces promulgarla para que comience a regir. "No creo que ni la vete ni la promulgue", dijo enigmáticamente una fuente de la Casa Gris.
Si el gobernador promulga la norma, se autocumpliría su profecía de que la enmienda "es un salto al vacío y una marcha a lo desconocido del PJ", como dijo anteanoche en Rosario.
Estas sorprendentes declaraciones pudieron haber atentado contra la reforma si diputados y senadores hubieran interpretado un mensaje más profundo del titular del Ejecutivo que la puesta en escena que fue (según explicaron luego éstos) para aparecer ajeno a un trámite del que la oposición se empeña en responsabilizarlo personalmente. Evidentemente, eso no ocurrió.
No bien se conocieron esos dichos, radicales, socialistas y demoprogresistas pasaron sin escalas de un moderado optimismo a la rabia de la impotencia: desde ayer y el resto del fin de semana analizarán qué hacer para mitigar la bronca de sentirse "burlados". Incluso, no descartan recurrir a la Justicia para plantear la inconstitucionalidad de los cambios introducidos a la norma electoral.
El gobernador hará un seguimiento minucioso de los pasos que decida la oposición, se promete, dando a entender que reaccionará en consecuencia, por lo que el tironeo en torno al sistema electoral está abierto.
La única certeza que anima tanto a oficialistas como a opositores es que sólo el peso de la opinión pública forzará cualquier decisión diferente a la adoptada hasta ahora por parte del mandatario, que ha sido mantenerse prescindente, según ha dicho.
Pero partiendo de la base de que no tiene intenciones y, además, le resultaría tremendamente dificultoso no ya desairar a los legisladores sino al partido que lo prohijó en la política por cuanto -y eso se dijo hasta el cansancio en el debate- la reforma fue producto de la decisión partidaria surgida cuando la conducción peronista avaló la iniciativa del diputado Ariel Ugalde.
Fue por ello que ni las declaraciones del gobernador ni la andanada de críticas que partieron de las bancadas opositoras generaron fisuras en el bloque oficialista a la hora de votar en Diputados, cerca de las tres, y en el Senado, pasadas las 4, convirtiendo en ley la primera enmienda a la ley de lemas a casi 11 años de su puesta en uso.
Las reformas
Las reformas introducidas a las ley 10.524 (de lemas) alcanzan a sus artículos 2, 3, 5, 12, 14, 15 y 18 pero las novedades se evidencian en el 3 y el 15.
Dice ahora el artículo 3: "Los lemas que cuenten con reconocimiento del tribunal electoral de la provincia podrán concertar alianzas con vista a determinada elección, acreditando para el cumplimiento satisfactorio de los requisitos que a tal fin prevea la ley orgánica de partidos políticos (artículo 11 de la ley 6.808) y al solo efecto de presentar una única lista común de candidatos".
El artículo 15 dice en su última parte: "Cuando en un lema, para la misma categoría electoral, distintos sublemas oficialicen idénticos candidatos en igual orden de postulación, los votos obtenidos por éstos sumarán a los efectos del cómputo final, como un único sublema".
En síntesis: cada partido político es un lema y sus corrientes internas son sublemas. Cada sublema de ese partido puede llevar un candidato diferente.
En cambio, si dos o más partidos conforman una alianza pasan a ser un lema, pero solamente pueden llevar un candidato.
En la práctica, los beneficios para el justicialismo son notorios teniendo en cuenta la concepción movimientista que lo nutre, aunque el problema se presentaría para un aliado histórico del PJ: el Partido del Progreso Social (PPS), que lidera Héctor Cavallero.
A la oposición le resultará difícil nuclear en una sola nómina a partidos tan disímiles como la Unión Cívica Radical, la democracia progresista y el socialismo popular. De hecho, la Alianza Santafesina dejó de existir, por marcadas diferencias entre sus miembros, hace un par de años.