Las opiniones se multiplican cuando se piensa en el futuro de la universidad pública y la estrategia que debe darse el sector para que se establezca un proyecto al respecto. Si bien reconocen que hay un mar de fondo y que la realidad de la universidad no escapa a lo que pasa en el país, saben que tienen que dar pelea y son autocríticos. "Estamos haciendo la de la avestruz y no podemos dejar que pase lo mismo que con Aerolíneas, que aguantaron por más de 10 años y después estalló", apuntó Alliau. "Los proyectos políticos son de afuera pero también los hay desde adentro de la universidad", agregó. "Hace mucho tiempo que resistimos y creo que llega un punto en que la resistencia no alcanza. Porque uno puede decir que no como sociedad con una cacerola pero desde la universidad, además de decir que no, también que decir sí a qué y cómo se construye", dice Baggiolini y va más allá: "En los últimos tiempos no hay un debate universitario de ideas y propuestas y hacia el interior, existe una actitud autista que se critica así misma, al país, pero no produce ni crea nada como institución más que los aportes individuales". "La universidad sigue dando crédito, no es sospechada. La sociedad calla para escucharla. No ha opinado nada sobre la crisis en la que está inmerso el país y como institución ha sido cómplice y no ha sabido resistir las políticas que viene digitadas por el FMI", afirmó Nigro. Admiten que el eje de las discusiones es lo económico y reconocen que en los últimos tiempos ha habido una separación entre lo que es el movimiento de la gente y el sector dirigente. "Hay decisiones inconsultas, no se llama a asambleas, no se promueven debates, no sólo por lo salarial sino lo que proponemos nosotros. Pareciera que desde afuera hay una política orquestada para destruir la universidad pública y desde adentro también. Los que resistimos tendríamos que darnos un lugar para imaginar un nuevo modelo para oponernos en serio", opinó Druker. "La universidad tiene que seguir siendo pública y gratuita, pero con planificación, gestión y control, sino todos los proyectos se diluyen. Nos cuesta agruparnos expresando las diferencias, escuchando no sólo a los colegas, sino los no docentes, los graduados", señaló Montoya. Para algunos el cambio debe venir de arriba y para otros el rol del claustro debe ser protagónico. Si bien con diferencias en el modo y el objetivo del mismo, los docentes señalaron que el cambio viene de la mano de discutir ideas o algunos principios que parecen inapelables como el ingreso irrestricto o la formación docente, además de repensar un cruce entre las necesidades del país y la educación superior. "Creo que los docentes que no están de tránsito por la universidad, cargan con cierta responsabilidad, deben crear políticas, promover el consenso para discutir sobre algunos temas para que se salga de donde está", reflexionó Baggiolini. "Hay que seguir y también accionar. Cada docente puede hacerlo desde su clase o en su grupo. Hay que revertir esa ideología del fracaso y pensar en lo que hicimos hasta ahora", opinó Alliau Para Claudia Nigro, es importante volver a "ideologizar" la universidad porque sostiene que en la actualidad está "partidizada" y los estudiantes desconocen lo que es una ideología. "Sigo apostando a la educación porque es el instrumento válido para cambiar la Argentina.", sintetizó..
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