El primer ministro canadiense, Jean Chretién, intenta solucionar una situación embarazosa creada por su directora de comunicaciones, Francoise Ducros, quien en privado calificó al presidente estadounidense, George W. Bush de "imbécil", lo que desató una tormenta polémica diplomática que la llevó a ofrecer su renuncia, que no fue aceptada este viernes. La prensa estadounidense reveló que "un alto funcionario" canadiense había manifestado su frustración porque Bush estaba más concentrado en el tema de Irak que en la expansión de la Otán, durante la cumbre de la alianza militar en Praga. "Qué imbécil", habría dicho la funcionaria, citada por la prensa. Consultado al respecto por los medios canadienses durante una conferencia de prensa en Praga, Chretién afirmó que Bush era su "amigo" y que no era "para nada un imbécil". (AFP)
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