Rodolfo Bella / La Capital
La presentación del espectáculo "20 años de show" en Rosario tuvo un significado especial para Valeria Lynch. La cantante recordó que en esta ciudad ofreció su primer show masivo y popular el 5 de octubre de 1982. La vocalista, que en tres horas revisitó los éxitos de su carrera, contó a La Capital que su desvinculación con una discográfica lejos de ser un problema, significó "un alivio" que le permitió dosificar sus tiempos creativos y profundizar su gusto rockero. "La balada me encanta y me dio de comer todos estos años -dijo-, pero siempre guardo un poco de rock en mi corazón". -¿Cómo afecta a los cantantes locales el fin de la convertibilidad? -A pesar de la época que estamos viviendo se empezó a mover la actividad del artista nacional. Parece mentira pero es así porque ¿quién va a venir si no hay dólares? Los artistas nacionales estamos trabajando mucho, pero lo terrible es por lo que estamos pasando. Es una pena que muchos empresarios no se den cuenta que realmente hay gente muy talentosa. -¿Pensás que el resurgimiento de la actividad artística se debe pura y exclusivamente a que no se pueden traer números del exterior? -No, no es sólo por esa razón. Lo que me da bronca es que muchos colegas que estaban en una situación bastante difícil están en estos momentos trabajando por esa razón. Pero ojalá sigamos con esta buena racha laboral. Estamos siempre presentes en el corazón de la gente, pero tendríamos que estar también en el de los empresarios. -¿Cómo te afectó desvincularte de la discográfica? -Ahora no me apura nadie. Grabo cuando quiero, tengo tiempo para hacer una preproducción más tranquila, puedo buscar minuciosamente los temas y eso me da un alivio y una tranquilidad. Ahora todo es mérito mío, si me sale bien o si me sale mal. Hasta ahora salió bien. La presión más fuerte de trabajar en una discográfica era la exigencia de sacar un disco por año. Lo demás no. -¿Cómo pasaste del rock a la balada? -Yo empecé en la década del 70 haciendo "Hair", haciendo rock con el Flaco Spinetta, con el Negro Fontova, con el Negro Rada, pero después me pasé a la balada porque yo quería comer de esto. Quería que fuera mi profesión y no sólo mi vocación. El rock era muy marginal en esa época y este fue un género que le dio un giro internacional a mi carrera hasta hacerme conocida en Latinoamérica y Estados Unidos. -¿Ser una artista independiente te hará regresar a las fuentes? -Yo siempre guardo un poco de rock en mi corazón. Me encanta el rock desde siempre y nunca lo dejé de lado, pero tampoco voy a renegar de lo que me dio de comer durante tantos años y lo que me hizo una artista popular que es la balada, que también me gusta mucho. -¿Cómo te sumás a la propuesta de "Monólogos de la vagina"? -Es algo que estoy preparando para la temporada en la costa. No tiene nada que ver con la música pero me permite crecer en otra área que es la actuación y me da la posibilidad de trabajar junto Alicia Bruzzo, a quien admiro y quiero muchísimo. Estoy leyendo el libro, me gusta muchísimo, pero es un desafío en la actuación. No me gusta ponerme límites, sino hacer cosas que no me dejen en letargo. No quiero cantar siempre los mismos temas y hacer siempre lo mismo. -También es un compromiso: no podés decepcionar a quienes te siguen como cantante. -Es un compromiso, pero soy arriesgada. Me gusta asumir riesgos nuevos y creo que "Monólogos de la vagina" lo es, aunque sea un éxito probado. La verdad que a medida que avanzo me pregunto por qué me metí en semejante lío, pero los desafíos me gustan y espero salir airosa.
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