Ulises tenía 11 meses cuando su papá, de quien heredó los ojos rasgados, los labios gruesos y la pasión por el fútbol, fue detenido. El bebé no estaba anotado y su mamá, que tenía 19 años entonces, tampoco lo registró después de la muerte de Hugo González. Toda la familia espera que el nene pueda llevar el apellido de su padre. Pero la Justicia exige que la paternidad quede demostrada por un análisis genético, que no pueden costear.
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