La ventaja competitiva que generó la brutal devaluación en la Argentina desde comienzos de año tuvo como contrapartida una fuerte contracción del consumo en el mercado interno. Estos dos factores fueron cruciales para que numerosas empresas radicadas en la región reformularan sus estrategias de negocios redireccionando su mira hacia la exportación.
Se trata por lo general de productos con valor agregado, marcas que están instaladas en el mercado local pero en su mayoría son desconocidas en otros puntos del globo. A diferencia de las exportaciones de commodities, la expansión exige una estrategia de penetración sustancialmente distinta.
Este tipo de experiencias recorre un amplio abanico de empresas que incluye a compañías consolidadas como la firma de amortiguadores Monroe Fric Rot, una tradicional fábrica de helados como Com Com, la textil Industria Argentina de la Indumentaria (que tiene marcas propias como Huapi, Mc. Garland y licencias de Lacoste y La Martina) o la red de lombricultores Worms, entre tantas otras que hoy buscan alternativas para continuar creciendo.
Aunque por estos días es difícil ingresar a al mercado brasileño por el tipo de cambio actual del real, varios de estos empresarios se sumaron a la movida de la Feria de la Industria Argentina (Fiab 2002), que se desarrolló durante esta semana en Curitiba, capital del Estado de Paraná, para hacer pie en principal mercado de Latinoamérica.
Uno de los puntos comunes a la mayoría de las firmas que en la actualidad apuntan a la exportación es la transformación de sus procesos productivos en la década del 90, que les permitió ser competitivos aún con el uno a uno. Hoy, con la devaluación esas inversiones se transformaron en una ventaja competitiva para salir a pelear mercados.
Sobre cuatro ruedas
La fábrica de amortiguadores Monroe Fric Rot salió a conquistar los países del sudeste asiático con el sello "Made in Argentina", algo impensado hasta pocos meses atrás para una empresa que produzca en el país. Fric Rot se apoya en la red comercial que tiene la compañía Tenneco Automovile en Asia, de la cual es subsidiaria.
La firma comenzó con los primeros embarques desde la planta de Rosario hacia Taiwan en el mes de agosto pasado. Directivos de la compañía señalaron que se encuentran avanzados los contactos para iniciar exportaciones a países como Corea, Hong Kong, Malasia, Indonesia, Pakistán y China. En gran parte de los casos, las exportaciones constituyen desarrollos especialmente diseñados por los ingenieros de Monroe Fric Rot para satisfacer los requerimientos de los mercados asiáticos.
Los ejecutivos reconocieron que la fórmula para el ingreso a los tigres del pacífico se debió conjugar calidad y técnicas de manufactura flexible ("lean manufacturing") que se emplean en la planta rosarina, lo que permitió incrementar sus ventas a nuevos destinos. La compañía, que nació en 1945, hoy exporta a América latina, Estados Unidos, Europa y Australia.
Vestir a Europa
Durante el gobierno de Fernando de la Rúa se promocionó con fuerza la idea de que Argentina tenía estampa para manufacturar diseños de ropa for export, pero esa estrategia terminó igual que el gobierno. Detrás de la cáscara marketinera poco y nada se había concretado.
Con los pies en la tierra y un perfil lejos de las luces de las pasarelas, la firma rosarina de la familia Etchevarne Industria Argentina de la Indumentaria, desembarcó este año en Europa de la mano de un representante comercial, quien le abrió las puertas del Viejo Continente.
La empresa es productora y comercializadora de ropa sport de caballeros con más de cuarenta años en el mercado argentino con marcas propias como Huapi, Mc. Garland y Euromode y licenciatarios de firmas internacionales como Lacoste y La Martina.
Por medio de la gestión de Nexo Negocios Integrados, la compañía presentó su colección en España y promocionó sus prendas de colección en las más importantes tiendas españolas, como El Corte Inglés, Cortefiel, Titto Bluni y Massimo Dutti del grupo Inditex.
Estas cadenas suman más de 500 comercios minoristas y están presente en toda España y en las principales capitales europeas. De esta manera, la firma logra colocar sus productos a través de una vasta red de distribución y comercialización que conoce el mercado ibérico. El diseño, la calidad de la confección y las nuevas condiciones macroeconómicas le dieron a la empresa rosarina una oportunidad para ingresar a uno de los mercados maduros más competitivos del mundo.
Un elefante del helado
Otra de las empresas locales que salió en busca de nuevos mercados tras la caída del mercado interno y los beneficios de la devaluación fue la firma de helados Com Com, que comenzó a desplegarse hacia los países que constituyen el Mercosur. Desde hace unos meses fabrica a fazón para Uruguay y la semana pasadaconcretó el primer embarque con destino a Paraguay, mientras participó en la feria argentina en Curitiba y analiza la dinámica del real para ingresar en el sur de Brasil.
Nacida a mediados del siglo pasado como una fábrica de helados familiar, creció durante la década pasada, en la que multiplicó su capacidad productiva de 100 litros diarios a 6.700 litros por hora y convertirse en una de las empresas líderes del rubro.
Su planta industrial ubicada en la zona oeste de Rosario cuenta con una capacidad instalada de 20 millones de litros anuales y está equipada con tecnología importada de última generación, preparada para elaborar en forma simultánea ocho productos distintos. Aunque el volumen de ventas creció un 20% el año pasado y prevén una performance similar para el 2002, Com Com está produciendo al 40% de su capacidad instalada y con menores márgenes, por la presión del costo de los insumos.
De allí surgió la necesidad de buscar nuevas plazas para colocar los excedentes, y pensaron en Brasil y Paraguay, aunque también hay tratativas firmes para desembarcar en Bolivia.
En Rosario, donde colocan un 30% de la producción global, atienden a unos 2.300 clientes de todos los rubros y están por encima de sus competidores multinacionales que fabrican Frigor y Kibón.
Mauricio Comanducci, propietario de Com Com, destacó que su empresa combina "una logística que no tiene nada que envidiarle a una multinacional con la flexibilidad de la empresa familiar que permite atender bien de cerca las necesidades de los clientes".
La lombriz como carnada
Lo que empezó como un microemprendimiento para la producción de lombrices y humus en la década del noventa se convirtió años después en la conocida firma Worms. Cuenta con una vasta red en todo el país y exporta a España, Grecia e Irán y desembarcará en los próximos días en Venezuela con un proyecto más ambicioso: la construcción de una base de operaciones en aquel país para abastecer a todo Centroamérica, necesitada de reciclar basura que le permita potenciar el negocio turístico.
La empresa apunta al crecimiento mediante la creación de una infraestructura operativa que le permita obtener mayores beneficios también por la venta de productos con mayor valor agregado, como know how y capacitación, además de las lombrices y humus, que "redundará en un mayor desarrollo de esos mercados", señaló Mario Velosoz, directivo de Worms.
El directivo consideró que para sortear escollos que existen para exportar productos donde el componente flete es elevado, se hace necesario el armado de una buena red logística para no perder terreno.
Estos son sólo algunos de los casos en los que empresas de productos no agroindustriales que se están abriendo puertas para ingresar a terceros mercados después de una década compitiendo en un mercado interno marcado por el uno a uno.