"Este equipo tiene unos huevos bárbaros", se escuchaba en el interior del vestuario, donde la alegría se reflejaba en cada rostro de los salaítos. Los abrazos se repetían, todos querían parar el tiempo y seguir gozando. Adrián Taffarel no podía contener la emoción. Ya no estaban aquellas lágrimas que había derramado al final del cotejo por pura emoción. A esa altura sólo sentía satisfacción por sus muchachos. "Estoy lleno de orgullo por este equipo, por la entrega y por cómo se brindan. No cualquier técnico tiene un grupo como este, que ante la adversidad se mata para obtener un buen resultado", disparó con el resto de voz que le quedaba. "El triunfo es el premio al esfuerzo que estamos haciendo. Yo ahora voy por más, si me quedo con esto sería un mediocre. Queremos trabajar en la pretemporada con el fin de pelear un campeonato", expresó. Con amplia sinceridad y haciendo un análisis objetivo, el entrenador sostuvo que "la expulsión fue correcta. Juan (Núñez) lo golpea al rival". A su vez, el arquero Cristián Campestrini, una de las figuras de la cancha, dijo: "Se ganó con el corazón. Este es el equipo que queremos todos".
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