Año CXXXVI
 Nº 49.665
Rosario,
domingo  17 de
noviembre de 2002
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Historias de guerra. Errores, vivencias, culpas y horrores de hace 20 años
Recuerdos de Ganso Verde

El ex soldado inglés y ahora amigo de Alejandro Videla, Leslie Standish, no ha logrado todavía desprenderse de un sentimiento de culpa que arrastra desde hace algo más de 20 años. En medio de la Guerra de Malvinas le dio una orden a un soldado británico y éste cayó muerto bajo las balas argentinas.
Videla contó que Less ordenó a un paracaidista a su cargo que tomara una posición distinta a la que tenía. Cuando el joven soldado corrió hacia el lugar fue alcanzado por el fuego argentino que pugnaba por recuperar posiciones. Ese episodio aún da vueltas por la cabeza de Less, al punto que el año pasado volvió a las Malvinas para estudiar el terreno y tratar de descubrir si la muerte de su compañero fue por un error suyo o si fue producto de la fatalidad. Hoy el inglés está convencido de que si no daba esa orden hubieran muerto más soldados ingleses, lo que alivia en parte su dolor.
Pero de este lado del Atlántico también hay historias que quedarán grabadas para siempre en la memoria de los ex combatientes argentinos. Videla, quien hizo el servicio militar en 1981 en el Regimiento 12 General Arenales en Mercedes, Corrientes, ya había sido dado de baja cuando estalló la guerra. Fue administrativo y llegó a ser dragoniante, pero al ser reincorporado en 1982, y luego de permanecer unos días en Comodoro Rivadavia voló a Malvinas como chofer del cuarto grupo de la 2ª sección de la compañía de infantería C. Estuvo en Monte Challenger hasta el 30 de abril y luego fue trasladado a Ganso Verde.
"El 1º de mayo fue mi primer contacto con el enemigo. Mi primer día en la guerra. Mi primer encuentro con la muerte", contó Videla a La Capital. "Como a las cuatro de la mañana escuchamos la sirena pero no nos habían explicado para qué servía. Después nos dijeron que hay varios tipos de alertas. Nos hicieron alejar a unos 800 metros del aeródromo que custodiábamos y pensé que era un simulacro. Luego de unas horas nos dijeron que era falsa alarma y cuando volvíamos aparecieron tres aviones Sea Harrier. Las defensas antiaéreas no reaccionaron y uno de ellos destruyó con una bomba un Pucará que estaba en la pista a punto de partir. Murieron el piloto y siete mecánicos de la 3ª Brigada Aérea. Vi los cuerpos destrozados y heridos que eran socorridos en un camión", relató Alejandro con algunas pausas.
"Luego nos alertaron -agregó- que habría un desembarco. Me dieron un sector para vigilar en la playa y el capellán nos vino a dar la extremaunción. Morimos todos, pensé. Por suerte no hubo ataques. El 4 de mayo hubo otra incursión, la repelieron nuestras fuerzas. Allí murió el primer soldado inglés. El piloto se llamaba Nicolás Taylor y lo enterramos en Ganso Verde".

Errores absurdos
En la guerra se cometen errores y se dispara a objetivos propios creyéndolos enemigos. "Un día fui a ver un helicóptero que traía a un piloto muerto. Cuando abrieron la puerta los vi llorando porque habían derribado un piloto argentino. Uno de los tantos errores absurdos de la guerra. Fue muy triste", recordó.
Luego del desembarco en San Carlos, llegaron las tropas inglesas a Ganso Verde. "Venía el segundo regimiento de paracaidistas, según ellos entre 400 y 450 soldados. No sabían que éramos más de 1.000. El 27 de mayo se inició el combate hasta el 29 a la mañana cuando nos rendimos. Nos reunimos, nos rodearon, cantamos el Himno Nacional, entregamos las armas, proyectiles y los cascos. Tuvimos 54 muertos y 150 heridos", contó Alejandro aunque reconoció que si bien no participó en combate cuerpo a cuerpo, disparó a unos 500 metros con el Fal de culata de madera, descalibrado y lleno de arena.
El docente venadense contó que tras la rendición los soldados argentinos fueron encerrados en un galpón que se usaba para esquilar ovejas. "Allí un día hubo un fatal accidente. Cuando unos soldados argentinos levantaron una caja de municiones para trasladarla a otro lugar estalló una bomba. Murió un soldado y otro se estaba quemando vivo, por lo que un inglés lo mató de una ráfaga de metralla. Después de la guerra fue juzgado pero fue absuelto porque consideraron que lo mató por piedad", relató Alejandro.


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