El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, fue designado ayer presidente de la Conferencia Episcopal Argentina para el período 2002-2005 y se convirtió en el primer representante de la curia rosarina en ocupar el escalón más alto del cuerpo colegiado de la Iglesia en el país. El prelado, que cumplirá mañana 73 años, será secundado en la vicepresidencia primera por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio; al tiempo que la vicepresidencia segunda será ejercida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Domingo Castagna.
La crítica hacia la clase política y la constante apelación a la necesidad de una independencia económica del país cincelan el perfil de Mirás (ver aparte).
Mirás fue electo luego de una reñida votación que llegó incluso hasta la tercera vuelta y que terminó desterrando las especulaciones que daban por seguro que la titularidad de la Conferencia Episcopal quedaría en manos del cardenal Bergoglio.
Reemplazará en el cargo al arzobispo de Paraná, monseñor Estanislao Karlic, quien estuvo seis años al frente del máximo organismo colegiado de la Iglesia.
El nuevo jefe de la Iglesia argentina ostenta un importante reconocimiento entre sus pares por el compromiso con los más pobres, su fuerte condena a las consecuencias sociales de la "usuraria" deuda externa y su valentía para encarar los temas urticantes como "la urgente necesidad de renovación en la clase política", tal cual los señaló en reiteradas oportunidades.
La elección se realizó en el marco de la 84ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que comenzó anteayer en la Casa de Ejercicios Espirituales María Auxiliadora -en la ciudad bonaerense de San Miguel- y que se extenderá hasta este sábado.
Durante el cónclave, los obispos también abordarán temas como la configuración de las regiones pastorales de la Iglesia en la Argentina, la elaboración de la actualización de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización y distintas resoluciones en materia litúrgica.
Un momento clave
La nueva conducción del Episcopado liderada por Mirás deberá afrontar un momento especial para la vida de la Iglesia argentina. En sus últimos documentos públicos, los obispos se habían manifestado molestos por la "cantidad y perseverancia de los ataques con los que se pretende desdibujar la imagen de la Iglesia", en clara referencia a los casos de abuso sexual que salpican desde hace días a algunos de sus integrantes.
En otro orden, el máximo organismo colegiado de la Iglesia también había emitido documentos críticos en relación a los pasos logrados por la Mesa de Diálogo Argentino. En tal sentido, los obispos denunciaron en reiteradas oportunidades que los dirigentes políticos no llevaron a la práctica los consensos alcanzados en las mesas sectoriales que componen ese marco de consenso.
Monseñor Karlic reconoció ayer a modo de balance de su gestión al frente del Episcopado que la participación de la Iglesia en la Mesa de Diálogo fue "una decisión riesgosa", aunque admitió que "aún reconociendo que sus frutos son limitados, ha tenido un resultado muy valioso".
El arzobispo Mirás nació en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1929 y se ordenó sacerdote el 3 de agosto de 1952. El papa Juan Pablo II lo designó obispo auxiliar de Buenos Aires el 1º de marzo de 1984 y lo promovió a arzobispo de Rosario el 20 de noviembre de 1994. En el Episcopado ocupó oportunamente las comisiones de Fe y Cultura, y de Educación Católica.
Hasta ayer ocupaba la vicepresidencia primera de la Conferencia Episcopal, al tiempo que el cardenal Bergoglio, la segunda. Ahora, ambos prelados subieron un peldaño en la conducción de la Iglesia Argentina, que profundiza de esta manera su línea crítica hacia el modelo socioeconómico y los factores de poder. Al menos eso es lo que vienen mostrando ambos religiosos en sus últimas declaraciones públicas.
Precisamente fueron estos dos prelados quienes disputaron entre sí ayer una intensa pulseada para dirimir la titularidad de la conducción de la Iglesia. El arzobispo rosarino recién fue elegido en la tercera vuelta por mayoría simple debido a que en las dos primeras no logró alcanzar los dos tercios de votos necesarios para obtener el cargo.