Fernando Gabrich / Ovación
Barcelona (Corresponsal).- El gigantesco reloj del estadio de Montjuic marca las 13 en punto. Es otoño por estas latitudes y el sol pega con fuerza. Maxi Rodríguez acaba de salir del vestuario, dialoga con algunos periodistas, saluda a un grupo de hinchas y se sienta en una de las plateas, de cara a ese sol que no deja de calentar. "Parece primavera", dice. Y tiene razón, el día engaña a quienes no entienden mucho de estaciones. El día se adapta perfectamente a su realidad. Nada de otoño para la gran apuesta de Espanyol de Barcelona. Para él, como si estuviera en Argentina, llegó el tiempo de florecer en este fútbol plagado de estrellas. "Estoy bien, tranquilo y adaptándome día a día. Las cosas van por el buen camino", afirma mientras un periodista amigo pide disculpas e interrumpe el diálogo para una nota en vivo a una radio de Valencia. Cuatro meses pasaron de su llegada. Cuatro meses de vida en esta Barcelona que habla catalán y que deslumbra por donde se la mire. Instalado en Castelldefels junto a su mamá Claudia y su novia Gabriela, demuestra que está muy bien. "Es un lugar muy tranquilo junto al mar, allí estamos muy cómodos. Lo mejor es llegar a tu casa y estar con la gente que querés. Gracias a Dios estoy muy bien ubicado, tengo el apoyo de los que quiero, así que sólo tengo que tratar de jugar al fútbol, que es lo que me gusta", sostiene Maxi retomando la charla con Ovacion. Dice que al idioma catalán lo entiende "pero no me pidas que lo hable", que sufre "por lo que pasa en Argentina" y que cuando llegó a Barcelona y pasaron unos días "me di cuenta con la tranquilidad que vive la gente de acá y me ponía a pensar en nuestra situación allá y en todos los problemas". Por eso se muestra preocupado durante la charla y desea que todo se solucione lo antes posible. El fútbol, ese deporte que lo llevó a la fama y que más le gusta practicar, se mete de lleno en la conversación. Y el presente en Espanyol es el tema a tratar. "En lo futbolístico sé que todavía me falta, que no tengo el nivel que había alcanzado en Newell's y en la selección. Pero hace siete partidos que vengo jugando de titular y la adaptación quizás me lleve algunos meses más. El gol ante Málaga me vino muy bien para tranquilizarme un poco y estar más metido en lo que es el fútbol europeo", dice. -Lo de la adaptación es algo que parece simple, pero que finalmente no lo es. -Lo de la adaptación no es verso. Uno sabe de antemano que hay un tiempo, a algunos les cuesta menos y otros más, acá se juega mucho más rápido que en Argentina, tenés que jugar a uno o dos toques porque la marca siempre está encima. Además se juega en muchas canchas con el césped mojado lo que hace que el balón aún sea más rápido. Por eso hay que ser más precisos y tocar rápido. Creo que voy bastante bien. Y si de adaptación se trata, Maxi la está asimilando bien. Es que el equipo no tuvo el arranque deseado y ahora, con el cambio de entrenador (asumió hace tres fechas Ramón Moya) la realidad es diferente. "Tenemos un plantel con nombres de mucha calidad, pero no empezamos bien el campeonato y además nos tocaron partidos difíciles. Pero estamos levantando y vamos a mejorar", afirma. Maxi siente que está cumpliendo los objetivos. Que a medida que pasan los días su nivel crece. Por eso agradece a la gente del club que lo trata "muy bien". Y por eso se toma las cosas con prisa, pero con calma. "Lo que me planteaba era crecer partido tras partido e ir adaptándome al ritmo de acá para rendir a pleno en la próxima temporada. A medida que sume minutos voy a lograrlo. Me estoy sintiendo cómodo y tengo mucha confianza". El sol no deja de pegar. No hay una nube que empañe el cielo celeste que cubre el escenario donde brillaron los Juegos Olímpicos del 92. El reloj del Montjuic marca las 13.30 y el otoño parece estar sólo en la mente de los europeos. Para el presente de Maxi, el clima es de primavera.
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