Año CXXXV
 Nº 49.656
Rosario,
viernes  08 de
noviembre de 2002
Min 16º
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El nuevo álbum del grupo refleja la relación entre opresores y oprimidos
El Ajenjo editó "Superjopitos", su cuarto disco
"En estos tiempos de confusión hay más ganas de expresarse", dijo Rubén Busi

Carolina Taffoni / La Capital

En épocas de crisis, dispersión y abandono, son pocas las bandas rosarinas que llegan a su cuarto disco. Pero El Ajenjo puede decir misión cumplida. La banda liderada por el cantante Rubén Busi acaba de editar su nuevo álbum, "Superjopitos", con su ya clásica estética oscura y ricotera.
El grupo que se completa con Ariel Díaz (bajo), Gabriel Zocchi (batería) y Ezequiel Salanitro y Sergio Camilloni (guitarras) dejó en suspenso sus actuaciones en vivo debido a que el bajista sufrió un accidente automovilístico y está en recuperación. Sin embargo, nada detuvo el proceso creativo del disco. En charla con La Capital, Rubén Busi dijo que el álbum busca reflejar la relación entre opresores y oprimidos y confesó que se siente un veterano dentro de la escena local.
-¿Les costó más sacar este disco, en medio de la crisis?
-Sí, nos costó más, no tanto desde el punto de vista económico, porque uno de última hurga y encuentra, pero sí desde el punto de vista energético. Yo noto que hay una cuestión de energía que viene como claudicando. De todas formas, nos dimos el gusto de sacar el compacto como queríamos, sin minimizar nada. Yo siento que en estos tiempos de confusión hay más ganas de expresarse, de entender la realidad. El disco es netamente artesanal, desde la grabación hasta el envoltorio.
-¿Qué diferencias hay entre "Superjopitos" y su antecesor, "Zepakercia"?
-"Superjopitos" es un disco turbio y filoso, mientras que "Zepakercia" era denso y oscuro. Superjopitos son los poderes tácitos que están arriba de nosotros, entre nosotros, y cuyas caras se las vemos a través de sus representantes formales.
-¿Por qué en las letras hay guiños al lunfardo y referencias literarias?
-Al lunfardo lo mamé desde pequeño, porque mi viejo era muy lunfardero, del escolaso, de la noche, el póker, las carreras de caballo. En las canciones también hay muchos términos turfísticos. Las referencias literarias son por Roberto Arlt, a quien yo admiro, y aparecen casi inconscientemente.
-¿Cuál es la fórmula para llegar al cuarto disco?
-Creo que dentro de un grupo tiene que haber alguien que sea capitán de barco, que distribuya el juego de una forma inteligente para que la cosa no se desmorone, con lo difícil que es la convivencia y llevar adelante un proyecto.
-¿Te sentís un veterano dentro de la escena?
-Sí. Después de los recitales me vienen a saludar pibes de 17 años, que podrían ser mis hijos. Yo tengo 40, y no me explico cómo lo que escribe un tipo de 40 le pega a un pibe de 16. Algo está mal. Ellos tendrían que tener otra percepción del mundo para que la cosa cambie. Por otro lado yo los quiero a los pibes, me tiran una gran responsabilidad.
-¿Te preguntan por el significado de las letras?
-Sí. Me gusta que los pibes me digan primero qué pensaron sobre las letras, lo cual casi nunca coincide con lo que escribí (risas). Son relecturas, se forman su propia obra, hacen otra canción. Eso no está mal.
-¿Hay una especie de concepto en el álbum?
-Al principio estaba la intención de hacer un disco conceptual, pero con el tiempo se fue divagando. Creo que el disco busca reflejar la relación entre opresores y oprimidos. Eso está latente en las letras, aunque yo lo quería evidenciar un poco más.



Pese a la crisis, El Ajenjo logró sacar otro compacto. (Foto: Enrique Rodríguez)
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