Ariel Etcheverry / La Capital
Los dos primeros llegaron a la peluquería de Pampa y Magallanes, en barrio Belgrano, a eso de las 19. El tercero lo hizo media hora después. Uno de los muchachos era un conocido de la dueña del lugar porque días antes se había hecho unos reflejos. Esta vez pidió que le cortaran el pelo y después que se lo tiñeran de negro azulado. Uno de sus compañeros también aprovechó para someterse a los tijeretazos y arreglarse la cabellera, mientras el restante los esperaba acomodado en un sofá. Noventa minutos después todavía tenían anudadas al cuello las batas y al más fashion ni siquiera se le había secado la tintura. Fue ahí que desenfundaron sus armas. Se llevaron todo lo que tuvieron a su alcance: una video, un radiograbador, una cortadora de pelo eléctrica y hasta productos de peluquería. La policía reportó la captura de uno de los delincuentes, que es un menor de 15 años, en Felipe Moré y Cochabamba. María Lucía Chávez, casada y con dos hijos, es peluquera desde hace 23 años, pero recién en diciembre pasado abrió su local en uno de los ambientes de su casa. Hasta el miércoles nunca había afrontado la traumática experiencia de ser víctima de un robo y menos de tener en frente a tres maleantes armados con una escopeta de caño recortado y dos revólveres apuntándole a ella, al mayor de sus hijos y a una vecina que la visitaba en ese momento. Todo eso sumado a la impresión de encontrarse cara a cara con un cliente que un día, de buenas a primeras, decidió asaltarla. Todo comenzó cuando Chávez escuchó que alguien golpeaba a la puerta de su peluquería. Cuando abrió el postigo se encontró con un muchacho conocido. "Estuvo aquí hace poco. Le hice unos reflejos y me contó que era boxeador", recordó María. El sujeto era de contextura física mediana y según la peluquera no tenía pinta de pugilista. "Me llamó la atención de que no tuviera el tabique quebrado como los boxeadores, además parecía muy jovencito". En aquella conversación anterior, el supuesto deportista contó que vivía en Baigorria y que se encontraba de visita en lo de sus hermanos, quienes vivirían cerca de la casa de la peluquera. El miércoles a la tarde el cliente había regresado al local de María con un amigo. La mujer los hizo pasar confiada después de haber aceptado cortarle el pelo al boxeador, quien también pidió que lo tiñera. María trabajó con tranquilidad con el primero de los muchachos hasta que llegó el tercero en discordia. Era un amigo de los dos primeros. Este último lucía el cabello mucho más largo que los otros dos y presentaba un defecto al caminar. La escena comenzó a incomodar a María, quien advirtió que los visitantes estaban nerviosos e intercambiaban miradas a cada instante. Fue en ese momento en que la mujer sospechó que algo raro sucedía. Cuando María terminó de atender al boxeador y le pidió que esperara unos minutos para que se secara la tintura, otro de los muchachos se acomodó en el sillón frente al espejo y solicitó que le rebajara la melena. La estilista le sujetó la bata en el cuello y comenzó a darle tijeretazos. En un momento dado el extravagante del grupo, que aún tenía la cabeza mojada pidió permiso para ir al baño. Cuando volvió al salón esgrimía un revólver calibre 38. El que estaba en el sillón sacó una escopeta recortada y el restante desenfundó otra arma. María fue llevada para el interior de su casa, donde estaban su hijo mayor y una vecina. De allí, los tres fueron conducidos hacia uno de los dormitorios. Los delincuentes arrasaron con relojes, anillos, un teléfono celular, algo de dinero, una video, un radiograbador, una máquina de cortar cabello y productos de peluquería. Varias veces amenazaron con matarlos a todos, especialmente cuando vieron que María perdía la calma. "Decile que se calle o la mato", le ordenó un delincuente al hijo de la peluquera. Antes de escapar cortaron el cable del teléfono y tomaron las llaves de la casa. Se fueron por donde llegaron y dejaron la puerta trabada con las llaves colgando del lado de la calle. La policía arrestó a un chico de 15 años como supuesto integrante del grupo.
|  María Luisa dijo que a uno de ellos ya lo había atendido. (Foto: Angel Amaya) |  | Ampliar Foto |  |  |
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