 |  | Intentó detener a un asaltante y lo balearon
 | En el mediodía de ayer Carlos Guissani, un comerciante de 39 años, llegaba a su casa de barrio Fisherton. Había ido a buscar a su hija a la escuela y estaba a punto de guardar el auto en el garaje. En el interior de la casa dos jóvenes apuntaban a su esposa, pero él no lo sabía. Los gritos de la mujer asustaron a uno de los maleantes, que escapó. Cuando Guissani vio la escena no dudó. Aceleró el vehículo y decidió alcanzarlo. En la alocada carrera, el otro intruso salió de la vivienda y le descargó el cargador del arma corta que empuñaba. Un balazo perforó la puerta delantera del auto e impactó en el cuerpo del comerciante, a milímetros del pulmón. Quedó internado en el Hospital de Emergencias, pero los médicos dijeron que no podrán extraerle el proyectil. Guissani es el propietario de la tienda y zapatería La Unica, situada en La República 8320. Cerca de las 12.30 de ayer, el local estaba cerrado y su esposa, Soledad Romay, de 39, esperaba el arribo del esposo. El comerciante había ido a buscar a la hija del matrimonio, Estefanía, de 10 años, a la escuela Stella Maris. Estaba a metros de la casa cuando dos muchachos de entre 20 y 25 años ya habían emboscado a Soledad. "La tomaron del brazo y la metieron en la casa", explicó Gustavo, cuñado de Guissani. Una vez allí, Soledad decidió no rendirse fácilmente a los ladrones. Ella había visto acercarse a su marido y entonces apeló al único recurso que tenía: gritó con desesperación y sus alaridos ahuyentaron a uno de los maleantes. El ladrón escapó corriendo por La República hacia el oeste. Y a duras penas, la mujer pudo escapar del otro asaltante mientras revolvía "algunas cosas". Salió a la vereda, saltó un pequeño alambrado y se refugió en una casa en construcción. Guissani aceleró el Fiat Tempra y comenzó a perseguir al muchacho que huía por la calle. Casi al mismo tiempo que el auto llegaba a la mitad de cuadra, el otro ladrón salió de la casa. En una desenfrenada carrera, el asaltante gatilló el arma mientras corría detrás del auto. Uno de los tres balazos que disparó atravesó una puerta del vehículo y le dio de lleno al comerciante, que quedó atrapado en el fuego cruzado de los delincuentes. "Algunos vecinos dijeron que el tipo que corría adelante de Carlos también le tiró", contó el familiar. Guissani llevó uno de sus brazos a la espalda y trató de tranquilizar a su hija. "No pasa nada", alcanzó a decir antes de desmayarse en la ambulancia que lo traslado al Hospital de Emergencias. Allí los médicos observaron que el proyectil quedó alojado muy cerca de uno de los pulmones.
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