Año CXXXV
 Nº 49.649
Rosario,
viernes  01 de
noviembre de 2002
Min 16º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





En una jornada muy tensa, corrió la versión de que el FMI bajaba el pulgar
Lavagna pide ayuda a los EEUU para destrabar las negociaciones
El ministro se reunirá con O`Neill y Krueger para intentar sacar del pantano las dificultosas tratativas

Las conversaciones entre el FMI y la Argentina están prácticamente empantanadas. Fuentes del organismo dijeron ayer que es muy poco probable que haya un acuerdo para reiniciar la ayuda financiera antes de que el país elija a un nuevo gobierno el próximo año. Con ese panorama por delante y a pocos días de entrar en default con las entidades multilaterales, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, requirió del gobierno norteamericano una actitud de apoyo más decidida ante los técnicos del FMI y sostendrá una reunión conjunta con el secretario del Tesoro, Paul O`Neill, y la número dos del Fondo, Anne Krueger.
Lavagna arribó ayer por la mañana a Washington en el último intento por salvar las negociaciones que comenzaron en febrero. Llegó con el antecedente de un fuerte cortocircuito entre la número dos del FMI, Anne Krueger, y su secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
Sin posibilidades de destrabe, el ministro buscó el apoyo de Estados Unidos para zanjar las diferencias entre Argentina y el FMI, durante una entrevista que mantuvo con el subsecretario del Tesoro, John Taylor. Ese fue el paso previo a la reunión que concretó después con Krueger.
En el marco del juego de presiones que vienen marcando a las tratativas, fuentes del FMI salieron a decir ayer que el país atraviesa un inestable clima político al acercarse las elecciones generales, programadas para marzo del 2003. Esa situación política hace que existan pocas esperanzas de que el viaje de Lavagna pueda acelerar la negociación. "No parece que fuera a haber un acuerdo", dijo temprano una importante fuente del Fondo. "Tenemos muy pocas esperanzas", agregó lacónicamente.
De todos modos y como ocurre diariamente con estas peleas mediáticas, poco después voceros del Fondo y del propio Lavagna salían a desmentir las versiones pesimistas. Los portavoces del Fondo negaron el presunto descarrilamiento de las conversaciones, confirmando la reunión de Lavagna con Krueger para "discutir un programa económico sustentable que el FMI pueda apoyar".
Las conversaciones continuarán hoy en la misma tónica de ayer: "Simplemente estamos trabajando", dijo Lavagna, quien tenía previsto además reunirse con el jefe del Departamento del Hemisferio Occidental, Anoop Singh, y el encargado del caso argentino, John Thornton.
Lavagna obtuvo al menos una tibia declaración del gobierno norteamericano. El subsecretario de Estado para América latina, Otto Reich, declaró que el gobierno de Washington sigue "teniendo esperanzas" de que Argentina y el FMI alcancen un acuerdo.

Los puntos por resolver
Desde el FMI se sigue insistiendo en que no ha habido avances en temas clave, como la fijación de una política monetaria que estabilice la economía del país y la instrumentación de un plan del gobierno federal y las provincias para reducir el déficit.
Hasta el momento, el mayor problema está dado en las exigencias de un mayor superávit fiscal, en el marco de cierta inestabilidad en el contexto político, el fin de los amparos judiciales contra el corralito financiero, y un aumento de tarifas.
A pesar de este reclamo, el gobierno "no aumentará los impuestos" ya que podrían abortar un principio de reactivación económica, reiteró Lavagna. "No hay solución para nadie, ni para los tenedores de deuda ni para los argentinos sino hay crecimiento económico", dijo el ministro.
Lavagna sostiene que los argentinos "estamos en una tenue recuperación económica, sin ayuda y pagando deuda" y que "todo será mas fácil si contáramos con ayuda" de los organismos internacionales.
Pero en el Fondo siguen viendo con recelo la situación política en Argentina: las elecciones presidenciales se realizarán en marzo de 2003, pero las peleas intestinas están demorando los planes electorales y mantienen en un mar de incertidumbre la identidad de quiénes serán los candidatos. Eso significa que aun si un acuerdo fuese posible, el FMI no tiene candidatos con posibilidades de llegar a la presidencia que puedan avalar un acuerdo firmado con el actual gobierno.
Cuando el FMI otorgó recientemente un paquete de ayuda financiera a Brasil por 30.000 millones de dólares, el organismo se aseguró antes de realizar el primer desembolso que los principales candidatos presidenciales firmaran un acuerdo avalando las políticas que el acuerdo exigía aplicar.
Considerando la naturaleza diplomática del FMI, el organismo rara vez anuncia que las conversaciones han terminado y es reticente a admitir que un acuerdo no puede ser alcanzado. Pero otras acciones diplomáticas que lleva adelante son transmitidas claramente. Por ejemplo, no se espera que Lavagna se reúna con el director del FMI, Horst Kohler, cuando era seguro un encuentro si hubiera algún acuerdo cerca.
Otro factor que se interpone entre Argentina y la ayuda financiera es que la economía se ha estabilizado. Con una recesión que aparentemente ha tocado fondo, la presión sobre el FMI para llegar a un acuerdo ha disminuido.

El default
La falta de un acuerdo con el FMI dejaría la puerta abierta a un incumplimiento de pagos con los organismos, lo que podría dejar totalmente aislada a Argentina de la comunidad financiera internacional.
Con un acuerdo de 15.000 millones de dólares, Argentina podría convertirse en el mayor deudor de la historia en los libros del FMI. Pero el organismo ha repetido insistentemente que no firmará un acuerdo sólo para mantener su propio balance sin ese récord.
Argentina está pidiendo al FMI una reprogramación de los vencimientos por 14.000 millones de dólares hasta finales de 2003.
Pero lo cierto es que el tiempo corre. El 9 de noviembre Argentina afronta un vencimiento con el Banco Mundial por 800 millones de dólares, que el gobierno no puede cancelar, ante lo cual Lavagna reconoció el miércoles que ese día "veremos qué se hace, no se puede adelantar nada".



Roberto Lavagna pilotea la tormenta desde Washington.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
No a un ajuste salvaje
Diario La Capital todos los derechos reservados