Año CXXXV
 Nº 49.649
Rosario,
viernes  01 de
noviembre de 2002
Min 16º
Máx 27º
 
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cartas
A los ediles que nos representan mal

Mi nombre es Mario Raimondi y tengo 27 años. Hace años que vengo viviendo y denunciando hechos relacionados con la seguridad en la ciudad. Leí en La Capital sobre el caso de un chico que fue agredido por patovicas (¿cuando no?) en un boliche del centro. Este hecho no es aislado; lamentablemente, hace menos de un mes, un grupo de amigos también fue agredido por patovicas en un local de Fisherton. Afortunadamente, salieron todos sanos y salvos... Puedo seguir todo el día recopilando este tipo de historias, pero no vienen al caso. Me acuerdo que cuando apenas comencé a salir por mi cuenta, quizás a los 14-15 años de edad, ya teníamos problemas con los patovicas de los boliches. Y seguramente existieron desde mucho antes de que yo empezara a salir. Todo esto, me hizo preguntar... ¿nadie se da cuenta, o yo soy un iluminado? ¿Seré realmente una persona de increíble sentido de la percepción, o estamos mal representados? Mi intelecto será comparable con el de Einstein por pensar en que se podrían tomar cartas en el asunto, ¿o nuestros representantes tienen escasez de sentido común? ¿Vivo yo en Marte y los concejales, sus familias y sus hijos -que seguramente también frecuentan estos boliches- en la verdadera Rosario, una ciudad segura? Cómo sé que no soy una persona de increíble sentido de la percepción, ni un iluminado, ni vivo en Marte, ni tengo el coeficiente de Einstein; concluí que en nuestro "Honorable" Concejo Municipal se dedican a temas muchísimos más importantes, por ejemplo y con todo respeto, declarar ciudadano ilustre al Che Guevara. Lo cual me parecería fantástico, si Rosario no tuviera problemas tan elementales como la seguridad y tantos otros, como la salud, la cultura, la educación, la desocupación, la desnutrición, etc. Si no tuviéramos todos esos problemas y muchos más, y si ustedes no tuvieran nada que debatir, entonces ese día sí: júntense en el Concejo, tomen un café y empiecen a discutir encendidamente si Tito y Pelusa deberían ser ciudadanos ilustres también. Sin ofender a Tito y Pelusa, que estoy seguro que llevaron más sonrisas a las caras de los chicos que cualquiera de ustedes.
Mario Raimondi


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