Año CXXXV
 Nº 49.649
Rosario,
viernes  01 de
noviembre de 2002
Min 16º
Máx 27º
 
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cartas
Crítica sin matices constructivos

Con respecto a la carta de lectores titulada "Obras faraónicas en un país pobre" (25/09/02), en la que se condena a la Municipalidad por un conjunto de emprendimientos, creemos necesario formular algunas aclaraciones. Se critica la inversión en el nuevo Heca y se cuestiona que "no funcione", al punto de compararlo con "el Monumento al Pozo II". Tal vez esa lectura provenga de suponer que es un error invertir en salud pública en momentos en que cada vez más ciudadanos quedan al margen de cualquier tipo de cobertura y concretamente en un centro de salud de esas características, toda vez que sus actuales instalaciones han quedado superadas por una demanda que no deja de crecer. Y si todavía "no funciona" es por varios motivos, entre ellos algunos por demás elementales: está en construcción y nadie podría esperar que la realización de una obra de esa magnitud sea cuestión de meses. Sí han surgido complicaciones en cuanto al cronograma original de inversiones y plazos, y en esto mal podría responsabilizarse a la Municipalidad por generar un nuevo escenario económico y financiero que -devaluación mediante- obviamente afectó las reglas de juego en cuanto al uso del presupuesto municipal como lo ha hecho con la economía familiar de cada rosarino. Y mal podría esta gestión ser la responsable de un "Monumento al Pozo II" cuando está entre sus orgullos el de haber convertido al verdadero monumento al pozo en un centro de salud como lo que es hoy el Cema. Sobre Costa Alta, si la pregunta es "¿para qué se construyó?", está claro: la ciudad ha sumado un nuevo espacio público para disfrutar del río, en un sector de barrancas que hasta entonces permanecía oculto y desaprovechado y cuya habilitación -está a la vista de todos- generó una notoria recuperación de la zona como área de recreación y esparcimiento, más allá del juicio de valor que merezca el análisis de sólo un aspecto de todo el proyecto, como lo es el del transporte fluvial. También el lector cuestiona el plan de "erradicación de villas" por la simple razón de que aún "no se erradicaron las villas". Respuesta: el programa Rosario-Hábitat está en plena ejecución en distintas etapas en varios asentamientos irregulares y también en este caso suponer que un plan de este tipo pueda concretarse de la noche a la mañana sólo cabe en la ficción. Por lo demás, es público que el plan cuenta con financiamiento internacional y por lo tanto con estricto seguimiento por parte del BID, lo que haría visible cualquier irregularidad atribuible a esta gestión. Razones de espacio impiden a través de esta nota responder a otros cuestionamientos de análogo tenor en la carta mencionada y que merecerían análogas observaciones a las ya formuladas. En síntesis, es totalmente lícito y saludable debatir o polemizar sobre prioridades y beneficios en materia de obras públicas cuando lo que está en juego es el interés de todos, pero en este caso no queda claro cuál es el objetivo o el interés de una crítica sin matices constructivos, anónima y carente de argumentos.
Rubén D. Galassi


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