La isla de Bali era considerada hasta ahora como una "isla de paz" de 5.500 kilómetros cuadrados en medio de las numerosas crisis del Estado insular que es Indonesia. Este paraíso turístico en el extremo sur de las más de 13.600 islas del archipiélago indonesio permaneció durante mucho tiempo libre de la violencia que afecta sobre todo a la vecina isla de Java. Pese a ello, la inestabilidad política interna de Indonesia dejó también huellas en el turismo de Bali. Llamada también "isla encantada" e "isla de los dioses", Bali es rica en bellezas naturales y monumentos culturales. Ubicada en el estrecho de la Sonda y sembrada de montañas y volcanes, debe su fama turística sobre todo a sus kilómetros de playas y bosques de palmeras, y a sus más de 20.000 templos, santuarios y cementerios hinduistas. La inconfundible cultura balinesa se caracteriza por los gamelán, conjuntos de música y danza multicolor. Al contrario que el resto del archipiélago indonesio, en gran parte musulmán, Bali acusa fuerte predominancia hinduista. Durante la islamización de Indonesia, concluida en el siglo XVI, esta isla fue lugar de refugio para los hinduistas. El Islam nunca logró poner pie verdaderamente entre sus hoy casi tres millones de habitantes. La ciudad costera de Kuta, no lejos de la capital balinesa de Denpasar y donde ocurrió el terrible atentado, es el lugar favorito de vacaciones de las jóvenes generaciones. Su playa de kilómetros de arena blanca, con una grandiosa rompiente, atrae sobre todo a los surfistas. Numerosas discotecas y bares de karaoke son puntos internacionales de encuentro. Como el Padi Club arrasado por el atentado explosivo, y varios otros ubicados en las cercanías. (DPA)
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