Hay varias puntas para tomar. La goleada de Arsenal sobre Central por 4 a 1 no es producto de un partido convencional. Esta historia no empezó en la cancha de Lanús y menos aún terminó con el pitazo solidario de Horacio Elizondo justo en el minuto 90, sin respetar el descuento pero entendiendo que la disputa había terminado hacía rato y que no había por qué seguir sometiendo a los jugadores de Central a la tortura psicológica que significó la escandalosa diferencia que hubo entre uno y otro equipo.
Primera punta. Repaso. Hace seis fechas que Central no gana. No sólo es una cuestión de resultados. Es mucha más preocupante aún, cada vez juega peor.
Segunda. El problema no es únicamente futbolístico. Ayer existió un exasperante problema de actitud que dejó dos fotografías drásticamente opuestas. Por un lado, un equipo serio, metido en su objetivo, consustanciado con su realidad. Peleando en cada milímetro de la cancha porque sabe que no tiene margen para dar ninguna ventaja. Por el otro, un plantel que afrontó lo que en la semana consideró un choque vital como si fuera un entrenamiento liviano.
Tercera. Futbolísticamente Central fue un espanto. Tiró el fuera de juego sin ton ni son; el equipo no tiene ni la menor idea de cómo se juega a eso. Atacó a los ponchazos, tuvo un ritmo cansino, casi con desidia, rayano con lo amateur.
Cuarta. El director técnico. Se terminó el tiempo de algunos jugadores. Hay futbolistas que no están a la altura de las circunstancias. El análisis no pretende arrimarse a la irrespetuosidad, apenas intenta dar una muestra de este momento. Sería una estupidez tratar de explicarle a Menotti cuál es la realidad deportiva de Central; tanto como el no meter el bisturí a fondo y hacer jugar a aquellos que entiendan de qué se trata pelear por no descender. El que no se la aguante deberá esperar una mejor oportunidad. Pero está claro que su futuro deportivo será breve. Cualquiera juega bien cuando al equipo le sobra jerarquía. Lo mismo corre para el director técnico. Es mucho más sencillo elegir cuando hay. Pero en este caso falta.
Consecuencia: es imprescindible que Central juegue a lo que puede, que se despoje de los caprichos y que le ponga el pecho a la situación. Si no es así, van a aparecer más partidos como el de ayer. Ni más ni menos que el corolario de una serie de errores de todo tipo que derivaron en la humillación de Central provocada por uno de los equipos más humildes. No es tan difícil de entender. Tampoco hay por qué renunciar a una filosofía. Aunque podría existir un inconveniente. Si la elección es Central o el sistema; al diablo con los preconceptos.
Aquí no es cuestión de que cada maestrito mantenga su librito. El tema es salvar a Rosario Central del descenso. Como sea, como se pueda, con los que se la banquen, con los que estén a la altura de las circunstancias. Los que deban quedar en el camino deben hacerlo ya. Mañana puede ser demasiado tarde.
Síntesis
Arsenal 4: Limia 6; D. Espínola 6, Ruiz 5, V. Molina 6 y Cogliandro 5; C. Alvarez 5, Esmerado 5, Andrizzi 7 y Cantero 5 (65' H. Aguilar 5); S. González 9 (85' Caruso) y Piersimone 7 (78' A. Romero). Suplentes: Burtovoy y O. Espínola. DT: Jorge Burruchaga.
R. Central 1: Castellano 5; Ferrari 3, Talamonti 4, M. González 2 y Rivarola 3 (74' Mandra); M. Quinteros 3 (46' Gvo. B. Schelotto 6), D. Quinteros 4 y Pino 4; P. Sánchez 4 (61' De Bruno 5); C. Delgado 5 y Figueroa 4. Suplentes: Manchado y Arriola. DT: César Menotti.
Cancha: Lanús.
Arbitro: Horacio Elizondo (8).
Recaudación: $ 11. 700.
Goles: 13' S. González (A), 39' y 73' Piersimone (A), 59' Figueroa (RC) y 63' Andrizzi (A).
Amonestados: Ruiz y Alvarez (A); Talamonti (RC).