"Salvando las distancias, Arsenal tiene un complejo como el de Central en la ciudad deportiva", arriesga Vespa mientras explica que la entidad de Sarandí no gasta un solo peso en hoteles porque tiene su propia concentración pegada a la cancha. "Lo remodelaron para este torneo y quedó muy bien. La verdad es que se manejan con mucha austeridad y seriamente", reflexiona el Indio. A un costado, la endeble cancha de madera parece el hermano pobre de un club de primera división, que por ahora debe vivir de prestado en Lanús. En la calle Juan Díaz de Solís al fondo conviven -como Racing e Independiente en los colores de su camiseta- los dos clubes del clan Grondona: el Arsenal de primera y el que quiere seguir creciendo pero al ritmo del barrio y no de la pelota.
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