Brasil intentará demostrar hoy que la tercera oportunidad es la vencida cuando enfrente a Rusia en la final del campeonato mundial masculino de vóleibol. "Esta vez tenemos que estar concentrados hasta el último minuto", dijo a periodistas el técnico Bernardinho. Para el conductor brasileño, que festeja efusivamente cada punto de su selección, será especial una victoria contra Rusia porque en 1982, en el Mundial que también se jugó en Argentina, él fue jugador del equipo que cayó ante la entonces Unión Soviética. Como antecedente para que el partido en el estadio Luna Park sea aún más interesante, en agosto Brasil cayó en Belho Horizonte ante Rusia en la final de la Liga Mundial. "Será especial porque otra vez estará Rusia en el camino (...) pero por el trabajo que hicimos hasta el momento estamos confiados en lograr la victoria", destacó el entrenador. Si bien Rusia ostenta seis títulos mundiales -en 1949, 1952, 1960, 1962, 1978 y 1982- y tres medallas olímpicas doradas -en 1964, 1968 y 1980-, desde que dejó de ser la Unión Soviética su potencial cayó y hasta estuvo a punto de quedar afuera del presente Mundial en Argentina. Los rusos estuvieron a un paso de quedar eliminados en las rondas previas y se clasificaron como mejores terceros después que una sorpresiva victoria de Holanda sobre España les devolvió el alma a sus cuerpos. Pero la recuperación rusa fue consolidándose con el correr de los encuentros y el viernes se metió en la final tras pulverizar en un intenso partido a cinco sets los sueños de Francia, que por su parte había roto las esperanzas argentinas. En la final que comenzará a las 18.30 y Brasil tendrá la posibilidad de confirmar que, junto a Yugoslavia, fue el mejor del torneo. Para ello deberá demostrar a su verdugo ruso que la tercera es la vencida. (Reuters)
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