Según la causa, se la analiza como viral, micótica, tuberculosa o bacteriana. La última es la más peligrosa No hay una sola forma de meningitis, sino varias, según su origen y su forma de presentarse, y mientras unas se combaten con antibióticos o se previenen con vacunas, con otras no existe tal posibilidad. La infectóloga Cecilia Cánepa, de la Fundación Horacio López, explicó que "según como comienza la enfermedad, se la clasifica como aguda, subaguda o crónica, mientras que según su causa se la analiza como viral, bacteriana, micótica o tuberculosa". "La forma aguda se desarrolla en 24 horas y puede ser fulminante, por lo general es bacteriana, mientras que las formas virales tardan siete días en evolucionar, son las subagudas. Además están las crónicas, con origen micótico, tuberculosis o parasitarias, cuya evolución es más lenta". Las meningitis aparece con "un cuadro de cefalea, fiebre, fobia a la luz, rigidez de nuca, que en las formas agudas o fulminantes llegan a convulsiones y estado de coma", explicó. "Las bacterias neumococo o meningococo, suelen aparecer en pacientes con antecedentes de enfermedades en las vías aéreas como otitis, sinusitis o neumonía", añadió. "Mientras que los virus enterovirus, parotiditis, herpes virus, HIV, argovirus, adenovirus, parainfluenza, influenza y sarampión, aparecen en el compromiso meningeo subagudo en un tiempo mayor a siete días", precisó. Cánepa dijo que las vacunas son para las formas bacteriales y no para las virales y que en Argentina sólo es obligatoria "la vacuna antihemophilus influenzae, que es sin cargo, pero la neumocóccica cuesta 50 a 120 pesos, y no todo el mundo necesita vacunarse contra el neumococo". La meningitis se diagnostica por análisis del líquido cefalorraquídeo o cultivo en sangre, a partir de un cuadro clínico sospechoso. La bacteria se detecta en forma rápida y las virales requieren la búsqueda de anticuerpos en suero, por lo que es más lento. Las formas virales son más benignas y muchas veces se curan en forma espontánea, mientras que las bacterianas dejan más secuelas o causan la muerte; pero ambas afectan las capas más internas de la meninges, la piamadre y la aracnodide, y el líquido cefalorraquídeo que va dentro de la del medio, explicó. (Télam)
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