Juan Marcelo Priotti tiene demasiadas señas particulares. Es zurdo, frente a sus víctimas suelta frases que lo delatan y no sabe manejar, al menos cuando debe ir marcha atrás. Así descubrieron que es la misma persona que el 6 de enero fue a robar a una estación de servicios de la localidad de Arminda y un mes después volvió al mismo escenario para perpetrar otro robo. Entre los dos hechos hubo, sin embargo, una diferencia: la primera vez mató al dueño del comercio.
Cuando regresó, 30 días después, la viuda de la víctima reparó en algunos detalles. El primero fue que el ladrón otra vez llevaba una pistola en la mano izquierda. Además reparó en su mirada, lo único que podía ver detrás del pasamontañas con el que ocultaba su rostro, y quedó helada al escuchar esta frase: "Vos sabés que yo limpio".
Así se dio cuenta que ese hombre era el mismo que había matado a su esposo un mes antes. Cuando el ladrón además pidió que le pusieran el auto en el que se movilizaba mirando hacia la salida, la mujer confirmó sus sospechas: la primera vez, cuando asesinaron a su marido, el homicida no sabía cómo dar marcha atrás y chocó contra un árbol.
Crimen, robo y otros atracos
El sujeto, se supo después, era Priotti. Ahora la jueza de Instrucción Carina Lurati lo procesó por el homicidio de José Enrique Mancini, por el robo a su viuda un mes después y por otros atracos violentos que ocurrieron en abril. La magistrada también procesó a un cómplice de Priotti, identificado como Ariel Cabrera.
Priotti es uno de los tres o cuatro sujetos que golpearon salvajemente a Mancini la noche del 6 de enero y lo mataron de un tiro en el rostro. Luego los delincuentes entraron en la casa de la familia y bajo amenazas de muerte robaron un auto y dinero. Priotti también usó una picana manual para amedrentar a sus víctimas.
En esta ocasión los asaltantes se taparon sus rostros con pasamontañas. Pero cuando regresó para volver a robar Priotti iba con la cara descubierta. Fue entonces cuando la viuda de Mancini asoció aquellos pequeños detalles y supo que se trataba de la misma persona. Esta vez las víctimas reconocerían a otro de los asaltantes: se trataba de Cabrera, a quien no se pudo vincular con el primer episodio.
El 26 de abril, cuando todavía nadie sospechaba de ellos, ambos reaparecieron. Priotti pidió un remís, se hizo trasladar hasta una zona solitaria y allí lo esperaban otras dos personas. A punta de pistola encerraron al conductor en el baúl del auto y luego interceptaron a un par de camioneros en la ruta 14, a quienes les robaron dinero. También se enfrentaron a tiros con una patrulla policial, aunque lograron escapar. Al remís lo dejaron abandonado cerca de Soldini. El chofer seguía encerrado y maniatado. Mucho después, el hombre diría que estaba convencido de que quemarían el auto con él adentro.
Cuando finalmente la Brigada de Homicidios los detuvo, la viuda de Mancini y otros dos testigos reconocieron a Priotti en rueda de personas. Después, otros indicios comprometieron su situación y también vincularon a Cabrera con estos episodios. Por eso ahora ambos terminaron procesados.
Priotti tenía una condena a 14 años que le dictó la Cámara en lo Criminal de Villa María, Córdoba, por varios robos a mano armada. Estaba preso en Coronda y en agosto de 2001 obtuvo su primer permiso de salida transitoria. Nunca volvió y ahora, en caso de que lo condenaran, podrían declararlo reincidente. En ese caso, ya no podría obtener libertad condicional.