El capitán del seleccionado ruso de vóleibol, Rouslan Olikhver, confesó ayer a la tarde que sintió "vergüenza" por el juego de su equipo, que perdió los dos partidos que disputó en el Mundial y quedó cerca de la eliminación, tras llegar con el cartel de favorito.
"No tengo nada para decir del juego de nuestro equipo. Simplemente, que siento vergüenza", admitió con sinceridad Olikhver, ganador de la última Liga Mundial en Brasil.
El central de Rusia, que ganó tres medallas olímpicas de oro, 6 torneos ecuménicos y una Liga Mundial, descartó que el bajo rendimiento se relacione con el arribo tardío del plantel a la Argentina (lo hizo apenas tres días antes).
"No es fácil la adaptación pero todos los equipos están en esa situación. De ningún modo eso justifica nuestro rendimiento, creo que hay que buscar otras razones", concluyó el jugador del MGTU Luzhniki, con los ojos inundados de lágrimas.
Por su parte, el entrenador Guennadi Chipouline reconoció que su equipo "fracasó en todos los aspectos" y que lució "irreconocible" en comparación con el que ganó la Liga Mundial, en agosto pasado.
"Sabía que teníamos dificultados y puntos débiles, sobre todo en la recepción, pero jamás hubiese imaginado esto", dijo con sinceridad.
"Mañana (ante Túnez) vamos a luchar para conseguir la clasificación y si tenemos la suerte de lograrla, luego intentaremos mejorar el juego", explicó Chipouline durante la conferencia de prensa tras la inesperada derrota ante Francia. (Télam)
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La Ciudad
