Año CXXXV
 Nº 49.610
Rosario,
lunes  23 de
septiembre de 2002
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Otra vez. Rosario conmovida por dos casos de filicidio en una semana
Una mujer de 35 años mató a su hijo de 14 en su departamento céntrico
El chico era discapacitado. Ella, cuyo único ingreso era un plan social, dijo que no podía verlo sufrir. La buscan

Paola Irurtia / La Capital

Un chico de 14 años que padecía una discapacidad aguda fue asesinado y dos cartas encontradas junto a su cuerpo advierten que fue su madre quien tomó la decisión de quitarle la vida. La mujer, Isabel Laura del Carmen Ledesma, de 35 años, era buscada ayer por los investigadores policiales. No sólo tenían el propósito de detenerla por el homicidio, ocurrido al menos tres días atrás, sino de prevenir que atentara contra su propia vida.
El cuerpo de Martín Adolfo Ledesma fue hallado el sábado a la noche en su dormitorio, con signos de descomposición que, de acuerdo a las primeras pericias, habrían comenzado unas 72 horas antes. El chico, su mamá y su tía, vivían en un departamento de Pellegrini 734, frente a la plaza López. Ninguna de las hermanas tenía trabajo y la situación económica no estuvo afuera de los motivos que la mujer esgrimió en las notas en que se refirió a la decisión de matar a su hijo. Laura Ledesma, que padecía una discapacidad motriz desde el alumbramiento de Martín, contaba con 150 Lecops del plan para jefas de hogar desocupadas para sobrevivir. Y era el único ingreso en la vivienda, indicaron los investigadores.
Fue la tía del muchacho, Adela, de 22 años, quien descubrió el crimen. Voceros de la brigada de Homicidios indicaron que la mujer fue hasta la pieza donde dormían Martín y su hermana porque sentía mal olor. El aire nauseabundo creció mientras descubría una enorme pila de ropa que se encontraba esparcida sobre la cama, que cubría totalmente el cuerpo de Martín.
Así empezó a cobrar sentido la nota que Laura había dejado el jueves a la mañana sobre la mesa. "Fuimos al médico y a la tarde vamos a Nuevo Alberdi. Si no volvemos no te preocupes. No le digas a Gianni", dejó escrito Laura.
No fue esa la única nota que dejó la mujer. Otras dos cartas fueron halladas por el médico forense junto al cuerpo del chico. Los voceros indicaron que ambas pedía perdón por lo que había hecho. Explicaba de algún modo que había llegado a un límite en su capacidad para afrontar la situación que vivía. Que no quería ver sufrir más a su hijo ni padecer necesidades (ver aparte).
Todos los conocidos de la familia aseguran que Laura cuidaba a Martín con devoción y cariño. Ninguna de las personas entrevistadas por los investigadores notaron que la mujer se sintiera tan expuesta ante las dificultades que debía afrontar.
De acuerdo a lo que reconstruyeron los investigadores, el jueves fue el último día que Laura estuvo en el departamento. Le había pedido a un amigo vecino que la despertara para ir al médico, pero el hombre no la encontró cuando llamó a su puerta. La policía encontró que Laura fue a visitar a una familia amiga en Nuevo Alberdi, tal como le había anunciado en la nota a su hermana. El viernes lo pasó en la casa de otra amiga, en barrio Cristalería, donde se quedó hasta el sábado a la noche. En todo ese tiempo les mintió a sus conocidos sobre el paradero de Martín. A unos les dijo que estaba en un cumpleaños. A otros que se encontraba con su padre, un hombre a quien nunca frecuentó.

Un llamado
Alrededor de las 20 del sábado, Adela, que tampoco había permanecido en el departamento que compartía con su hermana, llamó a Laura a la casa de sus amigos y le preguntó si Martín estaba con ella. La mujer dijo que si y luego se fue del lugar. Los investigadores buscaban a la mujer aún en Rosario, ya que de acuerdo a los que manifestaron sus conocidos no contaba con dinero para movilizarse muy lejos. También temía que al encontrarse descubierta y no contar a quien recurrir la mujer atentara contra su vida.
El cuerpo de Martín tenía una marca de estrangulamiento en la parte delantera del cuello, pero los forenses ayer a la mañana aún no habían determinado la causa de su muerte. Los investigadores suponían que podía haber sido medicado antes de morir, dado que por su discapacidad el chico tenía más fuerza que otros de su edad. Martín tenía una discapacidad motriz y en el habla, por lo cual se expresaba sólo a través de gritos o alaridos, indicaron sus familiares.
La investigación del homicidio, en jurisdicción de la seccional 1ª quedó a cargo de esta comisaría y la brigada de Homicidios, bajo la dirección del juzgado de Instrucción Nº9, a cargo de Carlos Carbone.



Laura y su hijo convivían enfrente de la plaza López. (Foto: Silvina Salinas)
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