Año CXXXV
 Nº 49.610
Rosario,
lunes  23 de
septiembre de 2002
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Básquet: ¿Por qué Rosario no tiene Liga?
Dirigentes, entrenadores y jugadores opinaron sobre la ausencia de equipos en el máximo nivel

Elbio Evangeliste / La Capital

Los argentinos gozaron, se emocionaron y sufrieron con las imágenes del último Mundial de básquet que se realizó en Indianápolis. Pero esto no debe extrañar ya que no son pocos los seguidores de este deporte. Es más, el básquet es una de las disciplinas que más practicantes nuclea, sólo basta con recorrer los clubes de barrio para ver la cantidad de chicos y no tanto practicándolo. Y Rosario no escapa a esos parámetros. La liga local es la muestra más fehaciente de que el básquet está arraigado en el sentimiento de la gente. Pero este análisis no se centra específicamente en ese aspecto, sino en tratar de abordar las causas que forman parte del por qué Rosario no cuenta con la participación de ningún club en la Liga Nacional, para lo cual fueron consultados varios referentes del ámbito local, entre dirigentes, entrenadores y jugadores.
La primera impresión que se desprende al respecto es que, más allá de las coincidencias en la mayoría de los discursos, se trata de un tema difícil de explicar. Es que las razones son variadas y no tan sencillas de comprender, lo que no implica que se trate de una tarea imposible.
Que el mayor problema está en la falta de predisposición de parte de los dirigentes, que a la gente sólo le interesa seguir a su equipo en el torneo local, que la falta de propuestas y de objetivos claros, que es imposible hacer frente al desafío desde lo económico, y muchas otras causas. Todas consideraciones que suenan más que aceptables, lógicamente algunas con más sustento que otras.
Pero tal vez el aspecto económico sea el que sobresalga. A nadie escapa la realidad financiera que asfixia a los clubes, más aún a la hora de un emprendimiento semejante. Es por ello que como única salida posible aparece la búsqueda frenética de sponsors, un tema que cada vez está más en boga. Por lo menos es la visión del presidente de la Asociación Rosarina, Amílcar Tamburri, quien admite que "hace falta alguien que se ponga las pilas y se anime a bancar un proceso de estas características".
La última participación de un equipo rosarino en la Liga Nacional fue la de Provincial en las temporadas 1988 y 1989, hasta que las arcas del club dijeron basta. Su deserción en la siguiente temporada no se debió a que descendió, sino que se bajó de la alta competencia por cuestiones económicas.
En esa ocasión, según el jugador Ariel Bernardini, hubo un detalle saliente, el hecho de que el mismo día y a la misma hora que Provincial hacía las veces de local, los dirigentes rosarinos organizaban los partidos de la liga local. "Eso fue un mal manejo de los dirigentes y sin duda jugó en contra".
Y los que quisieron tomar la posta fueron precisamente Newell's Old Boys, participando durante varias temporadas en TNA, y Rosario Central, que con la intención de lograr mezclarse entre los más grandes, apostó a una lucha desde abajo, en la Liga B, la tercera categoría del básquet argentino. Precisamente los dos clubes más grandes de la ciudad.
Y todo fue lindo mientras duró. Canallas y leprosos no pudieron, o no supieron, sostener sus respectivos proyectos. Según el entrenador de Gimnasia y Esgrima, Gustavo Tenembaum, lo ocurrido fue "porque a ambos clubes sólo les interesa el fútbol y contra eso es imposible competir".
Demás está decir que esto atenta contra otro nuevo intento, sea el club que fuere. Es que nadie querría, teniendo en cuenta estos antecedentes, someterse a la problemática de tener que luchar contra viento y marea por algo que, según parece, suena inaccesible.

¿Un público especial?
Las imágenes del último Súper 4, previo al Mundial y disputado en el estadio cubierto de Newell's, fueron realmente conmovedoras. Cerca de ocho mil personas por día siguieron atentamente al equipo conducido técnicamente por el cordobés Rubén Magnano. Esto remite indefectiblemente a la idea de que la gente apoya, aunque claro, también está la otra versión, la que muchos digitan como una situación particular. Y que refiere a la idea de que el rosarino, más allá de decir presente en este tipo de competencia de carácter esporádico, se inclina por apoyar a su equipo en el torneo doméstico.
Bien vale recordar que la final del último torneo local, donde Sportsmen Unidos se impuso a Ciclón, fue presenciada por más de dos mil personas. Un indicio demasiado contundente. El básquet atrae. Más allá de que cómo respondería la gente en una nueva etapa de Rosario en lo más alto del básquet argentino siga siendo una incógnita.
La realidad es contundente: hace 13 años que Rosario no cuenta con un equipo de básquet en el máximo nivel. Y, más allá de algunas actitudes egoístas, todas las partes estarían interesadas para que esto se revierta. El esfuerzo para volver a lograrlo no es sencillo ni mucho menos. Requiere el tránsito por un camino complicado. El mismo que, por el momento, nadie se anima a recorrer.



Todos coinciden que los rosarinos gustan del básquet.
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