La frase hizo que muchos se miraran fijo a los ojos e, inevitablemente, las suspicacias apuntaron hacia la Casa Gris. Ocurrió cuando Carlos Menem, al redondear su discurso, instó a "no temer y poner todo lo que uno tiene para sacar al país del desastre", porque "vamos a convertir a la Argentina en el primer productor y exportador de alimentos, y ahí estará, en la primera línea, la invencible Santa Fe, cuna del federalismo y tierra que dio grandes valores". Pero, luego de la andanada de loas dedicada a la historia de la provincia, remató: "No olviden nunca que a los tibios los vomita Dios". También hubo tiempo para proberbios árabes y frases con tinte épico, una marca registrada del ex presidente. "No temáis, váis con Menem y su estrella para recuperar definitivamente la patria y ponerla al servicio del pueblo", resaltó el riojano, parafraseando al emperador romano Julio César.
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