Luis Castro / La Capital
"Newell's va a jugar a lo Newell's", había dicho Julio Zamora poco tiempo después de hacerse cargo del primer equipo en una charla con Ovacion. Entonces, el pensamiento del pueblo rojinegro era que iba a estar ante un equipo protagonista, con buen manejo de la pelota y con un juego vistoso, que era lo que llevaba a cabo el Negro en su época de jugador. ¿Se desarrolla esa idea futbolística? Más de un leproso masticaba bronca el sábado en la tarde-noche cuando observaba a su equipo dejando una imagen timorata. Encima, en las especulaciones se pensaba que el esquema de Zamora ante Unión (equipo que pelea por mejorar el promedio) iba a tener un tinte un poco más ofensivo al que utiliza jugando fuera de casa. Error. Sorpresivamente dejó en el banco a Marino, le dio la chance a Ruiz y decidió mantener a Domínguez en la zona media para perseguir a Capria (mucha contención y poca creación). Y en esa primera etapa la lepra no tuvo volumen de juego y, salvo el penal marrado por Ponzio, casi no inquietó el arco tatengue. La malaria ofensiva hecha manifiesta en el Coloso motivó que el Negro se decidiera a poner a Marino para que tratara de cambiarle al equipo una imagen que a esa altura era sumamente borrosa. Porque, encima, Manso no encontraba el control remoto para tratar de disimular la inexpresiva actitud leprosa. El remedio hizo su efecto a medias. Porque si bien Ñuls generó algunas llegadas al arco de Nereo Fernández, no tuvo la claridad como para lograr el objetivo de desequilibrar. Tan es así que el cabezazo de Fernández en el ángulo y otra de Marino fueron las mejores oportunidades que tuvo. Es cierto que Unión hizo poco y nada para llevarse semejante premio. Y que los del Parque no deberían haber sufrido tamaño castigo. Pero también está claro que Ñuls fue mezquino. Y en su propia casa. Los lamentos ya no sirven en estos casos. A partir de hoy el cuerpo técnico deberá trabajar arduamente para levantar a un plantel que sufrió otro duro golpe (el segundo en quince días). Pero más ardua será la tarea de recomponer la imagen ante los hinchas, esos que dejaron de manifiesto su descontento con los silbidos. Porque en realidad, por momentos no quedó bien en claro a qué juega Newell's.
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