Año CXXXV
 Nº 49.600
Rosario,
viernes  13 de
septiembre de 2002
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"Lucho", la cara del dolor y la bronca del barrio Las Delicias
Lo apuñalaron para sacarle la bicicleta y agonizó 23 días. Los vecinos ya hicieron una marcha de silencio

Su imagen de futbolista vistiendo la camiseta de la Agrupación General San Martín está fresca en la memoria de los vecinos de la barriada de Paraguay al 6100. Ellos están indignados y reclaman que quien asesinó para robarle la bicicleta a Luciano Rodríguez, de 18 años, esté entre rejas porque, dicen, temen que sus hijos puedan correr la misma suerte. Ya realizaron una marcha de silencio y planean recorrer "todas las veces que sea necesario" los metros que los separan de la subcomisaría 20ª para que se esclarezca el suceso.
No obstante las protestas, según informó una fuente de la investigación, personal de la Brigada de Homicidios y de la seccional de San Martín al 6200 apresaron el martes a un joven de 22 años, Fernando Manuel Villalba, al que le adjudican la muerte ocurrida el domingo.
La vida de Lucho, como le decían sus padres y sus cinco hermanos, se apagaba lentamente a partir del jueves 15 de agosto a las 21. Había salido de la Eempa de bulevar Oroño y Bustamante, donde cursaba el tercer año, por un corte de luz en la zona. Fue hasta la casa de la abuela, buscó su bicicleta y regresó a su vivienda de Paraguay al 6100.
Cuando estaba a una cuadra de su casa, un muchacho se abalanzó sobre él y se apoderó de su gorro con los colores de Central. "Lo venía siguiendo por Arijón, le preguntó la hora. Cuando llegó a la esquina de Piedras y Paraguay forcejearon y le manoteó la gorra. Mi hijo lo corrió, dobló por Piedras y dejó la bicicleta a un costado. A mitad de cuadra, Luciano le tiró unas piñas. El otro se le vino encima, lo abrazó y ahí le dio el puntazo que le perforó el pulmón", contó Bibiana Benedetti, la madre de Lucho.
En un pequeño entretecho del living de los Rodríguez están apoyados todos los trofeos que ganó el muchacho en su paso como jugador del General San Martín, club barrial, donde jugaba como puntero derecho en la categoría 84 y dirigía otras dos categorías.
La agonía de Lucho duró 23 días. La noche del ataque le "colocaron unos tubos de drenaje" y la evolución en un primer momento pareció satisfactoria. Dos días después, su estado comenzó a empeorar. Escupía sangre y ya se le hacía insoportable el fuerte dolor que le atravesaba el cuerpo.
A pesar de que los médicos les decían a los familiares que el joven "estaba en buen estado clínico", los dolores no cesaban, a pesar de los calmantes que le suministraban. También tenía dificultades para hablar.
Unos días después, sufrió una hemorragia "masiva". "Lo operaron porque había perdido más del 50 por ciento de la sangre", comentó Bibiana.
El domingo 8 de agosto, como consecuencia de una infección, Lucho falleció. Numerosos amigos despidieron sus restos el lunes a la tarde sus restos en el cementerio de Villa Gobernador Gálvez. "Tuvieron que prestarnos varios colectivos para que pudieran ir todas las personas", recordó Bibiana. Muchos eran vecinos tan tristes como indignados.
Silvia, una vecina que participó de la marcha del miércoles pasado hacia la subcomisaría 20ª, explicó por qué lo hizo. "Queremos que la persona que lo mató esté presa por la seguridad de nuestros hijos".



Luciano era estudiante y entrenaba un equipo infantil.
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