Kioscos, minimercados, locutorios y pequeñas tiendas de ropa ofrecen tarjetas telefónicas (calling card) de la mayoría de las compañías que compiten en el mercado e incluso de incipientes marcas blancas. Se trata de un negocio que emerge al ritmo de la crisis, igual que los paquetes de minutos libres ofrecidos al segmento corporativo, en especial a pymes. En Buenos Aires se mueven hoy cerca de un millón de tarjetas por mes, mientras que se estima que en Rosario llegará a las 500 mil mensuales en breve. En los celulares, para evitar los costos fijos, la adscripción a los sistemas prepagos ascendió hasta el 80% del total.
Estimaciones del sector sostienen que existen en la Argentina más de 40 marcas de tarjetas en circulación y que recién en un par de años encontrará una meseta en su crecimiento. Este segmento del mercado abarca clubes de fútbol, universidades o asociaciones civiles como la Médica en Rosario. Apuntan a ganar clientes a través de la fidelización por afinidad.
Un nicho para pequeñas empresas
Muchos nuevos agentes apuntan a nichos dentro del mercado de telecomunicaciones. Así aparecieron numerosas pymes en el sector que compran minutos a las compañías de telecomunicaciones y la revenden en formato de tarjeta. Las empresas tienen su propia fuerza de venta pero en su mayoría la distribución está tercerizada. El precio por minuto no es uniforme y la calidad de los servicios tampoco. Algunos operadores del sector remarcaron que los clientes deben tener en cuenta la compañía que respalda esa tarjeta (los proveedores suelen estar al dorso del plástico si la marca no es del propio operador).
Con estas tarjetas se pueden realizar llamadas urbanas, nacionales e internacionales, a celulares y algunas posibilitan el acceso a Internet. En los próximos días una conocida empresa de acceso gratis a Internet sacará su propio plástico, con el slogan de los cibercafé: "Una hora, un peso".
Las pymes comercializadoras compran paquetes de minutos a las telcos y salen a venderlo en formato tarjeta o por medio de un 0-800. Un ejemplo: tres rosarinos armaron SAT (Sistema Avanzado de Telecomunicaciones) con el cual salen a vender minutos a pymes y residenciales, y los precios se establecen según el consumo.
Especialistas señalaron que el mercado rosarino es entre 15 y 20 veces más pequeño que el de Buenos Aires, pero tiene un potencial para llegar a mover alrededor de 500 mil tarjetas por mes. Es un nicho para el sector, pero negocio para más de uno.