Fueron a lo largo de una década las niñas mimadas del mundo de los negocios, pero la caída del consumo de los últimos cuatro años y la salida de la convertibilidad detonaron sobre el sector de las telecomunicaciones. Las complicaciones deben leerse en el marco de un escenario internacional también enrevesado, porque la crisis que afectó a las empresas tecnológicas de Wall Street con el cambio de siglo tomó por sorpresa a un sector que se había expandido más de la cuenta y porque son numerosas las compañías involucradas en escándalos de corrupción como los de WorldCom y Global Crossing. En medio de rumores sobre salidas de la Argentina y cambios de propietarios, las compañías cambian sus CEO, reestructuran personal y ponen al frente de sus operaciones en el país a ejecutivos del área financiera para lidiar con el fuerte endeudamiento internacional en dólares.
La crisis golpeó con fuerza en todos los segmentos del sector, pero la telefonía básica estuvo al tope del ranking. Entre los fenómenos más notables se observa un desplazamiento del consumo hacia las tarjetas prepagas, que suele venir acompañado por la baja del servicio de abono, auge de los accesos gratuitos a Internet y el pase de abonos a prepagos en celulares.
Las telcos radicadas en el país presionan para destrabar la renegociación de los contratos, un proceso que tiene como nueva fecha de iniciación el 7 de octubre, mientras el gobierno apunta a dilatar los plazos para frenar la escalada tarifaria y así cumplir con la previsión expuesta ante el FMI de cerrar 2002 con una inflación del 50%.
Las perspectivas para empresas y consumidores son poco alentadoras. Para las primeras, el volumen de negocios se contraerá en dólares en un 80% durante 2002 y sus pasivos están anclados en la moneda estadounidense. En cuanto a los usuarios, perciben mes a mes el incremento de precios de los productos desregulados, como celulares y transmisión de datos y la desaparición o demoras en la prestación de innumerables servicios.
En el tintero de las desregulaciones alguna vez prometidas quedaron la reglamentación del multicarrier, que debía permitir el cambio de operador telefónico conservando el número y la asignación del Fondo del Servicio Universal por el cual hoy las empresas ya retienen el 1% de su facturación.
Alejandro Prince, presidente de la consultora especializada en telecomunicaciones e informática Prince and Cooke, señaló a La Capital su visión sobre la evolución del negocio: "Todo indicaría que llegamos al piso" y, despojando del horizonte el factor "incertidumbre", el sector podría entrar en "una lenta reactivación a partir del segundo trimestre de 2003".
El especialista consideró que de producirse una recuperación del 5% del PBI en 2003, las telecomunicaciones crecerían el 15%. Explicó que de mantenerse el dólar al valor actual, la facturación en pesos se incrementaría entre un 40 y 50% en 2003. "Para alcanzar los valores del año pasado en dólares se tardarán cinco años", pronosticó Prince.
Volver al pasado
El ministerio de Economía dictó la semana pasada una resolución en la que suspende las sanciones a las empresas privatizadas cada vez que bajan la calidad de servicio. Algunos operadores del sector estimaron que las compañías se tomarán más tiempo para la constatación de reclamos y la corrección de los errores de facturación.
Directivos de las principales compañías telefónicas admitieron en estricto off the record que la norma viene a cubrir un hecho que en la práctica ya se producía. Reconocieron que los plazos de instalación de telefonía básica se estiraron a dos meses y que se extienden los períodos de reconexión de servicios a los clientes que tuvieron problemas.
Alejandro Prince señaló que desde la devaluación desaparecieron las inversiones en el sector de las telecomunicaciones en la Argentina. Numerosos informes de organismos internacionales también resaltan que los inversionistas se ven más atraídos por apostar en otras partes del mundo.
Consultado sobre las posibilidades para sostener estándares de calidad con nula inversión, Prince señaló que la actual infraestructura podrá soportar con mucho esfuerzo uno o dos años, pero "después habrá problemas". Como dificultad de añadidura, la mayoría de los insumos de las compañías de telecomunicaciones son de terceros países y están dolarizados.
Oferta y demanda
Los ejecutivos admiten que más allá de los pedidos formales de incremento de tarifas, los aumentos no serán "escandalosos", debido a que ello produciría una masiva caída de líneas.
La profundización de la crisis produjo la baja de entre 300 mil y 600 mil líneas de telefonía básica para fin de año, sobre un mercado que llegó a los 8 millones de líneas en sus mejores épocas. Respecto al año pasado, operadores del sector señalaron que la morosidad creció cerca de un 80% y las llamadas internacionales bajaron un 20%.
Según Alejandro Prince, las tarifas de telefonía básica se acomodarán en los próximos meses entre 15 y 30% por encima de los valores actuales, mientras que celulares e Internet volverán a sufrir remarcaciones cercanas al 20% para lo que resta del año.
Menos jugadores
La desregulación del sector empezó en noviembre de 2000, con el ingreso de CTI Movil y Movicom para competir con Telecom y Telefónica en el segmento de llamadas de larga distancia y la posibilidad de cruzarse del terreno propio para las dos ex monopólicas. Doce meses más tarde se abrió el mercado y desembarcaron firmas nuevas como I Plan, ATyT, Techtel, Impsat, Diveo, Metrored, dentro de una larga lista, que por lo general apostaron a los segmentos corporativos.
El nivel de concentración entre los dos principales jugadores aún permanece y varias empresas cambiaron de manos, quebraron o se fueron. SkyOnline, que ingresó al mercado con la compra de la empresa Netizen, a lo largo de 2002 salió de compras y se quedó con siete firmas, de las cuales varias se encontraban con problemas financieros.
La mayoría de los ejecutivos del sector consideran que la consolidación todavía no terminó y que en cada segmento quedarán entre dos y cinco jugadores.
La puja por la tarifa
En la renegociación de los contratos con el Estado, el gobierno busca sacar una escala progresiva de aumentos cuotificados para morigerar el impacto inflacionario y postergar todo hasta el mes de noviembre. Desde Economía, que está a cargo de la renegociación, se deslizó que no se permitirán subas por encima del 9%, al menos en una primera instancia. Desde el gobierno calificaron de desproporcionados los aumentos que reclaman las compañías, que oscila entre el 30% y 35% para los abonos básicos y se extiende a 275% en los servicios dolarizados de larga distancia internacional.
Concluidas las audiencias, Economía resolverá si accede o no a los pedidos de recomposición formulados por las empresas, las características de esos ajustes y de su entrada en vigencia. El gobierno pretende imprimir el "paso a paso" en la renegociación. A modo de ejemplo, es probable que la Secretaría de Comunicaciones libere los precios de las llamadas internacionales, aunque se habilitaría el sistema multicarrier para generar competencia entre las compañías. La aplicación del sistema multicarrier para todo el espectro de comunicaciones quedaría otra vez cajoneada.
Otro punto de la discusión será la reglamentación del Fondo de Servicio Universal creado para el subsidio de aquellas zonas del país que se quedarían sin servicio ante la falta de rentabilidad. Para ello se destinaría el 1% de la facturación de las compañías, que el gobierno aún no asignó.
La semana pasada, en el marco del Coloquio de Cicomra, la cámara que agrupa a las principales compañías de telecomunicaciones e informática de la Argentina, los ejecutivos criticaron la poca claridad del gobierno para encarar las negociaciones y el constante cambio de las reglas de juego.
La Ciudad
