Santa Fe. - Otros dos curas estuvieron ayer en los Tribunales de esta ciudad, dando continuidad al affaire de la Iglesia Católica que se ventila en la vereda de enfrente a su sede principal. Y estaría lejos de terminar, ya que se dice que restan aún varios testigos por desfilar ante los magistrados y los careos por realizar. El párroco de San Roque, Adalberto Lobato, fue interrogado por el juez de instrucción de la tercera nominación, Julio César Costa, por las amenazas que recibiera el padre José Guntern, su antecesor.
Además, el cura Severino Silvestri ratificó ante el juez Eduardo Giovannini la autoría de una carta (similar a la del padre Guntern en fecha y contenido) en la que le pidió al arzobispo Edgardo Gabriel Storni que diera un paso al costado por su comportamiento. A raíz de lo que Silvestri denominó en esa misiva "una terrible enfermedad", Giovannini investiga si el arzobispo cometió entonces el delito de corrupción de menores.
Costa investiga la presunta coacción sobre Guntern -cuando la noche del 22 agosto cuando fue llevado casi por la fuerza al Arzobispado para obligarlo a retractarse de declaraciones periodísticas- por parte del vicario general y actual reemplazante de Storni, monseñor Hugo Capello. Este aparecería como el más comprometido y se le atribuye haberle proferido amenazas de muerte al cura de 82 años. También están imputados por Costa por coacción agravada el secretario privado de Storni -actualmente en Roma con él-, Marcelo Mateo; el vicario para la Educación, Mario Grassi; el canciller del Arzobispado, Carlos Scatizza, y el vicario para la Pastoral Social, Edgard Stoffel.
Amenazas telefónicas
Lobato, que habría recibido graves amenazas telefónicas durante las últimas horas, se retiró de los Tribunales sin hacer declaraciones. Pero fuentes tribunalicias deslizaron que, pese a las advertencias de que mantuviera la boca cerrada que le habrían formulado antes de declarar, igualmente relató el grado de conmoción con la que Guntern retornó a su parroquia aquella noche.
Por su parte, Silvestri, párroco de la localidad de Gessler, ratificó ante Giovannini la autoría de la carta que le enviara a Storni, en la que le decía: "(...) personas serias y dignas de mi más absoluta confianza me comentaron acerca de tu enfermedad, que temo se agrave con el tiempo. Te pido encarecidamente que presentes tu alejamiento de la diócesis de Santa Fe, sin resentimientos y con mucho dolor".
"Se la di personalmente al juez", dijo el cura al salir de los Tribunales, y agregó: "Lo de la enfermedad debe entenderse en el marco de todo un contexto", en referencia a las acusaciones de los supuestos intentos de abuso sexual que se atribuyen a Storni.