Año CXXXV
 Nº 49.575
Rosario,
lunes  19 de
agosto de 2002
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Ver al otro como nuestro hermano

En su breve pero intenso paso por la vida, Pocho Lepratti tuvo el hoy no muy frecuente privilegio de haber sabido escribir con sus actos lo que decía con sus palabras. Se trataba de un hombre coherente, y como tal lo recuerdan en forma unánime todos aquellos que compartieron con él un puesto de trabajo o un espacio en la militancia sindical, que tampoco le fue ajena.
Pocho estaba apenas armado de una bicicleta y de una gran "paciencia impaciente", como recuerda uno de sus compañeros en las lides gremiales. Montado en sus dos ruedas realizaba agotadoras travesías por la avenida de Circunvalación desde Ludueña, donde vivía, hasta la escuela de barrio Las Flores, donde era auxiliar de cocina en el comedor.
Algunos memoriosos hablan de una anécdota que lo define. Alguien le preguntó por qué no se compraba una moto o un auto, a lo que Pocho respondió sonriendo: "No quieras cambiarme la política".
Carlos de la Torre, su director desde 1997 en la Escuela Nº756 José Serrano de Las Flores, lo recuerda como "un hombre de una actitud de nobleza total, altamente solidario, muy querido por los chicos y muy respetado por sus compañeros", a la vez que destaca "la total entrega a sus ideales y su alto nivel de compromiso social".
Marta Gómez, Laura Villarruel y Graciela Cappelano, sus compañeras en el comedor de la Escuela Serrano, coinciden en describirlo como "un hombre muy reservado, de pocas palabras, pero muy afectuoso con los jóvenes y buen compañero".
Edgardo Giordano, maestro del Aula Radial Nocturna "Pocho Lepratti" de Las Flores, aseguró que "Pocho hablaba poco, pero cuando lo hacía era con fundamento y para resaltar y transmitir algún valor comunitario, fundamentalmente de amor y solidaridad".
Ubaldo Scardilli, un alumno del aula radial, rememora que "siempre atinaba a decir que iba a ayudar a alguien, porque tenía menos que él, pese a que era un hombre muy austero y humilde". Recordó que los alumnos decidieron ponerle su nombre a su lugar de estudios "en homenaje a su ejemplo de lucha y porque es nuestra forma de pedir justicia".
El profesor de Matemática Diego Portesio, quien brindó -sin conocerlo en profundidad- los primeros auxilios a Lepratti sobre el techo de la escuela y es uno de los testigos fundamentales en la causa judicial, lamentó mucho "no haber podido disfrutar de su vida y su tarea social".
Gustavo Martínez, ex secretario de Organización del Consejo Directivo Provincial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y miembro de la comisión investigadora no gubernamental sobre los hechos de diciembre, fue uno de sus grandes amigos y compañero en la lucha gremial. "Hablar de Pocho desde el sindicalismo hoy es un gran desafío -asegura-, porque tenía una actitud de entrega incondicional y poseía la infrecuente capacidad de ver siempre al otro como un hermano".


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